Por un fin de curso diferente - Ahora
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- Llegan estas fechas y los colegios se llenan de celebraciones de fin de curso y abrazos de despedida hasta septiembre. Pero ¿y si las clases no terminaran igual para todos los niños y niñas? Por diversas situaciones no todas las personas tienen las mismas oportunidades, pero eso no significa que no puedan y deban celebrar, compartir y decir adiós al curso escolar por todo lo alto. Hoy conocemos dos ejemplos que nos demuestran que es posible encontrar luz en un camino aparentemente gris.
Uno de estos ejemplos es el caso de la infancia hospitalizada. Sandra Mora, es maestra en el Servicio de Atención Educativa a la Infancia Hospitalizada de Cruz Roja en Ceuta y se encarga de hacer la estancia hospitalaria de los niños y niñas un poco más llevadera. “Cada intervención educativa debe estar guiada por la empatía, la flexibilidad y la sensibilidad emocional. Trabajar con infancia hospitalizada no es sólo enseñar: es acompañar, aliviar y sembrar esperanza a través del vínculo educativo. Es reconocer a cada niño y niña en su circunstancia y ofrecerles, además del aprendizaje, una presencia que reconforta y un espacio que dignifica su derecho a continuar aprendiendo y creciendo, incluso en momentos de vulnerabilidad y cuidados médicos”, expresa la maestra.
Desde Cruz Roja en Ceuta, el Servicio de Atención Educativa a la Infancia Hospitalizada (SAEIH) desarrolla una labor fundamental: garantizar que los niños y niñas hospitalizados no pierdan su derecho a la educación durante su estancia médica. Este proyecto, impulsado con el apoyo del MEFPYD (Ministerio de educación formación profesional y deportes), está diseñado para dar respuesta a las necesidades educativas especiales de los menores ingresados, ofreciendo una atención integral y personalizada que tiene en cuenta tanto el ámbito académico como el emocional y social.
Otro modelo cargado de resiliencia es el del proyecto de Promoción del Éxito Escolar de Cruz Roja Juventud. Carmen Hernández es la técnica responsable del proyecto desde Cruz Roja en Ceuta y a través de esta iniciativa, se busca hacer accesible la educación a los niños y niñas en situación de exclusión o vulnerabilidad social, ofreciéndoles herramientas y acompañamiento en todo el proceso educativo y social. “El proyecto lleva realizándose en Ceuta alrededor de 12 años y este año, hemos contado con unos 68 niños y niñas. Intentamos aportar un espacio en el que los niños y niñas puedan resolver sus dudas, consolidar los conocimientos adquiridos, crear hábitos de estudio y desarrollar habilidades personales y socioemocionales”, remarca Carmen.
Hasta el momento, ambos servicios nos demuestran que la realidad de la persona que tenemos al lado no es la misma que la nuestra, y que el día a día escolar de un niño o una niña puede estar marcado por dificultades en el acceso a recursos, o incluso por personas con bata, intervenciones o visitas médicas. “Nuestro objetivo es que el hospital no se convierta en un paréntesis educativo, sino en un entorno donde seguir creciendo, aprendiendo y sintiéndose parte de la comunidad escolar”, añade la maestra Sandra Mora.
Y, aunque en este caso el contexto de los niños y niñas pueda ser diferente y a menudo complejo, el derecho al juego, la educación y el disfrute nunca se pueden quedar en un segundo plano. Y el verano, o mejor dicho el final del curso escolar, para los niños, niñas y docentes siempre está marcado por esos días de disfrute, encuentro y despedidas alegres hasta la vuelta al cole. Por eso mismo, desde el proyecto de Promoción del Éxito Escolar no se iban a quedar atrás y decidieron poner fin al proyecto por todo lo alto. “La fiesta significó como una celebración colectiva de todo el esfuerzo y los aprendizajes del año. Cada juego, cada risa, reforzó la idea de que su dedicación valió la pena. Les permitió ver el proyecto no sólo como un lugar de estudios, sino también como un espacio de crecimiento y disfrute”, cuenta alegremente Carmen.
En el caso del Servicio de Atención Educativa a la Infancia Hospitalizada de Cruz Roja en Ceuta, la maestra Sandra Mora comenta que no pudieron realizar una celebración de cierre porque únicamente se encontraban hospitalizados dos bebés lactantes que no podían salir de sus habitaciones. Sin embargo, unas semanas antes, con motivo del Día de la Infancia Hospitalizada el 13 de mayo, no dudaron en preparar una jornada muy especial en la que celebraron la vida, la esperanza y la resiliencia de la infancia. “En particular, quisimos rendir un homenaje muy emotivo a Kevin, uno de nuestros alumnos, que tras enfrentarse a una enfermedad gravísima estuvo ingresado durante dos meses —uno de ellos evacuado a la península— y logró superar su situación con una fuerza admirable”, comparte la maestra.
Después del cierre del curso escolar, tanto la maestra Sandra Mora como la técnica Carmen Hernández esperan ansiosas la vuelta a septiembre donde esperan seguir aportando esperanza e ilusión, a través de la educación, a una infancia marcada por la valentía y el coraje.
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