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Acogimiento familiar: historias desde el corazón

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ACOGIMIENTO FAMILIAR: HISTORIAS DESDE EL CORAZÓN

Acogimiento familiar: historias desde el corazón
El 31 de mayo se conmemora el Día Mundial del Acogimiento Familiar, una fecha para poner en valor a esas familias que deciden abrir sus puertas (también sus vidas) para ofrecer un entorno seguro y afectivo a niños y niñas que lo necesitan.

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parte 1 acogimiento familiar 1

¿Qué harías si supieras que tu hogar puede cambiarle la vida a un niño, una niña o un adolescente? Es la pregunta que se han formulado durante el último año 1.100 familias que han decidido abrir sus puertas al acogimiento familiar con Cruz Roja, una forma de cuidado temporal que va mucho más allá de ofrecer un techo. Acoger significa dar estabilidad, afecto, escucha y presencia a niños, niñas y adolescentes que, por diversas circunstancias, no pueden vivir con su familia de origen.

El acogimiento no es adopción ni es para siempre y resulta esencial para darle un hogar a más de 17.000 niños, niñas y adolescentes tutelados en acogimiento residencial, según datos del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. Con motivo del Día del Acogimiento Familiar, que tiene lugar el 31 de mayo, hoy entramos en las casas de cuatro familias castellanoleonesas que acompañan en este proceso vital tan delicado y profundamente reparador. Y es que acoger también es una forma de construir una sociedad más humana. 

parte 2 acogimiento familiar 2

“Nos acababan de confinar y nos trajeron a una bebé de 3 días”

Belén Vañés vive en un pueblo de Valladolid y, a raíz de unas personas conocidas que acogían a personas menores de edad, le picó el gusanillo y le comentó a su marido la posibilidad de sumarse al programa hace ya 6 años. Con un hijo y una hija biológicos de 21 y 18 años consideraba que era el momento perfecto para dar un paso al frente y ayudar a niños y niñas que necesitaran de su cobijo. Hicieron los cursos y la formación pertinente y accedieron a la bolsa. El teléfono sonó por primera vez un 13 de marzo de 2020: en plena pandemia.

“Nos acababan de confinar y nos trajeron a una bebé de 3 días a la puerta de casa. Así empezamos nuestros pasos con el acogimiento, sin poder salir de nuestro domicilio. Por suerte, teníamos experiencia y una casa familiar donde pudimos dejar que la niña se expusiera a la luz. Venía amarilla, con ictericia, y al final hasta se nos puso morena”, sonríe Belén. Durante todo el proceso fueron hablando con Cruz Roja y con la gerencia territorial de Protección a la Infancia de la Junta de Castilla y León, que hacían el seguimiento del caso.

Después de unos meses llegó el momento de la despedida, uno de los procesos que afrontan todas las familias acogedoras. “Llevo con mi marido desde los 14 años y nunca le había visto llorar como cuando le dijimos adiós a la pequeña”, expresa Belén. La asistencia psicológica de Cruz Roja es clave en este momento, cuando llega el momento de que las personas menores de edad abandonen el hogar donde han estado viviendo un tiempo. “Es un duelo que hay que pasar porque sabes que no va a volver”, recalca. 

“Es un duelo que hay que pasar porque sabes que no va a volver”

Hasta la fecha, Belén y su familia han acogido a 8 bebés que han pasado después a adopción. El último se marchó en enero de este año, y esperan poder seguir ayudando pronto: “Un bebé en casa es una alegría, y más sabiendo que lo haces para ayudarles. Si nos llaman de urgencia, estamos preparados para acoger”, dice.

Tiene claro qué palabra utilizaría para describir el acogimiento familiar: “Humanidad”. Es lo que le viene a la cabeza cuando piensa en cómo acoger ha cambiado a todos y cada uno en el núcleo familiar. Su hijo y su hija han convertido en un hábito lo de ayudar porque “saben la suerte que tienen en su casa, lo que han recibido, y conocen el lado opuesto. Tienen mucha empatía”. 

Es por eso que Belén no duda en hacer un llamamiento a familias que estén valorando colaborar: “Es probar, como todo. Que no tengan miedo. El miedo cierra puertas, y al final tienen que abrir las puertas, no solo de su casa, sino de su corazón. Al final ellos nos dan mucho más de lo que pensamos. Los niños tienen derecho a ser niños, a reír, enfadarse… Los centros de acogida son valiosos y desde el acogimiento familiar se consigue una inclusión verdadera en la sociedad”.

parte 3 acogimiento familiar 3

“Álex es uno más de la familia”

Un día, Marta Monterrubio y Víctor, su marido, estaban viendo la tele. El conflicto de Ucrania les heló la sangre, y acto seguido vieron un anuncio de Cruz Roja en el que animaban a ayudar. “Me puse en contacto para ver qué se necesitaba. Inicialmente había que acoger a niños que venían con sus familias, y nosotros no podíamos hacernos cargo de tantas personas por nuestras circunstancias”, dice Marta, que tiene una tienda pequeña que gestiona mediante un horario partido, “pero sí podíamos acoger a un niño o un bebé”. Unos meses después, recibieron una llamada de Cruz Roja en Segovia. Hoy Álex vive con ellos y su hija Carmen, de 17 años, y la experiencia no podría ser más satisfactoria. 

“Hemos pasado de 3 a 4, pero nada ha cambiado de forma sustancial. Álex es uno más de la familia, lo tuvimos claro desde el principio, cuando vimos su sonrisa y cómo se acercaba a nosotros”, explica Marta, que, por su experiencia, considera que el acogimiento es un programa desconocido para mucha gente. “La gente no sabe que es un trámite temporal, y piensan que hay que presentar muchos papeles. Es cierto que hay que aportar algunos documentos, pero no supone mucho tiempo”, declara. 

“Hemos pasado de 3 a 4"

Dar cada paso acompañada de Cruz Roja ha sido tremendamente sencillo. “Vamos hablando, o nos llamamos y nos vamos informando”, indica Marta. “El día que hablamos sobre que probablemente Álex acabaría en un proceso de adopción mi hija colapsó, y desde Cruz Roja dieron un paseo con ella y le explicaron cómo son estos procesos, que no se preocupase; ese apoyo es extraordinario”, alega. 

Niños y niñas son a menudo los más vulnerables o perjudicados por causas relativas a padres, madres, o familias, así que “¿por qué no pueden tener un beso y un abrazo cuando lo necesitan? Es una experiencia dura, es cierto, pero tan bonita. Siempre le digo a la gente que no lo cambiaría por nada”, concluye Marta.

parte 4 acogimiento familiar 4

“Los genes son solo eso: genes”

La “temida separación” era uno de los puntos que más preocupaba a Susana Gutiérrez y a su familia, residentes en Palencia. Al final, sin embargo, ni siquiera ese aspecto frenó sus ganas y, coincidiendo con que una amiga cercana dejó de acoger porque acababa de tener a su tercer hijo, se animaron de forma definitiva. Han pasado dos años desde ese momento y no se arrepiente de nada.

“Hace casi 3 meses que se ha marchado nuestro último bebé, que ha estado 11 meses con nosotros. Ahora necesitamos pasar el duelo y sanar el corazón. Duele muchísimo cuando se van, incluso aunque estés mentalizada, pero compensa con creces la satisfacción personal de haber sido sus cuidadores, sus referentes en esta etapa”, dice. “En breve sonará el teléfono y volveremos a abrazar; abrazar para luego soltar…”, reflexiona.

Su familia ha cambiado, reconoce, y ha sido para mejor: “Siempre lo digo, ha supuesto un chute de amor multiplicado por mil. A nuestros 3 hijos les estamos dando una auténtica lección de vida, inculcándoles lo que es el amor incondicional y la empatía. Tienen un firme compromiso con estos niños a los que consideran desde el minuto uno sus hermanos, y los cuidan y protegen como tal”, evidencia.

“En breve sonará el teléfono y volveremos a abrazar"

“Los genes son solo eso: genes. Un hijo puede ser de tripa o de corazón, pero los sentimientos son exactamente iguales”, puntualiza. Aunque sabe que las familias tienen miedo porque hay una “fecha de caducidad”, Susana tiene claro lo que contesta siempre que le dicen que, al ser temporal, “yo no podría”: “Lo que yo no podría es mirar hacia otro lado, con la cantidad de bebés, niños y niñas, y adolescentes que hay sin una familia”. “Hoy en día sabemos que en la infancia se define la salud mental de un adulto. Los niños de hoy son el futuro”, reivindica. 

Contar con el apoyo de Cruz Roja, así como del Servicio de Protección a la Infancia de la Junta de Castilla y León, ha resultado fundamental “antes, durante y después”. “El acogimiento es incertidumbre, y es sumamente importante esta labor”. Por todo ello, no duda en que “es sumamente importante para el desarrollo cognitivo y emocional de un bebé o de un niño que desarrollen un vínculo, un apego sano, un referente; y eso solo se consigue viviendo en un ambiente familiar adecuado. Necesitan amor, cuidado, protección y a cambio tú recibes muchísimo más de lo entregas. La familia no nace, la familia se hace”, claudica. 

parte 5 acogimiento familiar 5

“Llevamos juntos casi una vida”

Ana Blázquez, de Soria, tomó la decisión estando soltera y viviendo sola: “Soy una persona que quiere una mejor sociedad, y quería hacer algo que sirviera para hacer el bien. Lo único que sé es dar cariño, y siempre he apostado porque los niños puedan tener una infancia alegre”, menciona. Ella ya colaboraba en un centro de acogida y fue así cómo conoció la opción de convertirse en familia acogedora. Desde entonces, siempre ha estado a cargo del mismo menor.

Empezó con un acogimiento temporal y parcial durante los fines de semana que acabó mutando en uno permanente. Hoy en día, vive con él los 365 días del año, con todo lo que implica la turbulenta adolescencia. “Es casi una vida; lo acogí con 7 años y ahora tiene 15”, expone y también cuenta que la convivencia no siempre ha sido sencilla; de hecho, el año pasado, volvió durante 3 meses al centro, un tiempo de “respiro” que le aconsejaron desde Cruz Roja y desde la Sección de Protección a la Infancia. “Desde entonces, la relación ha mejorado mucho”, admite.

El acompañamiento de Cruz Roja y de la Sección de Protección a la Infancia ha sido especialmente necesario en su caso, ya que “estoy sola, no tengo pareja, y para mí ha sido fundamental el seguimiento, la preocupación y la confianza en mí”, indica. Hacia la sociedad, por último, lanza un mensaje que, en el fondo, es una invitación: “Es un recurso que se desconoce, todavía la gente pregunta qué es el acogimiento. La gente tiene que saber que hay diferentes alternativas en función de tu tiempo y dedicación. También, por si se desconoce, hay una compensación económica, por lo que, aunque tengas gastos, puedes ayudar igualmente”. 

"Lo acogí con 7 años y ahora tiene 15"

El proyecto de acogimiento familiar es un modelo de colaboración entre las Administraciones Públicas con el apoyo y financiación del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y de las Administraciones Territoriales competentes en la materia. En la actualidad, el proyecto de Acogimiento Familiar se lleva a cabo en 7 comunidades autónomas, 17 provincias y 20 localidades.

Cada historia de acogimiento es distinta y todas tienen algo en común: el poder transformador de un hogar que abre sus puertas con generosidad. Acoger no es solo ofrecer un lugar donde dormir, es brindar estabilidad, afecto y tiempo. Es construir un puente hacia un futuro más seguro para quienes han vivido demasiado pronto la incertidumbre. Para cambiar una vida a veces solo hay que empezar por abrir la propia.

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