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Descubriendo la base de salvamento marítimo de Arriluze

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DESCUBRIENDO LA BASE DE SALVAMENTO MARÍTIMO DE ARRILUZE

Descubriendo la base de salvamento marítimo de Arriluze
Medio siglo de rescates, vigilancia, formaciones, pero, sobre todo, asistencia y humanidad cuando más hace falta. Hoy nos adentramos en la base de salvamento marítimo de Cruz Roja en Arriluze (Getxo).

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parte 1 base arriluze

La base de Salvamento Marítimo de la Cruz Roja de Arriluze (Getxo) cumple 50 años de vida. Se dice pronto, pero tras esta cifra se esconde mucho más de lo que podría parecer: historias de auxilio, salvamento, y también mucha humanidad. Y es que este edificio tan reconocible e icónico del litoral de Getxo que en su día fue un faro y que estuvo estrechamente vinculado a entidades como la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos durante el siglo XX, se convirtió hace medio siglo en el hogar de la Cruz Roja del Mar. En la actualidad, se considera que es una de las bases más punteras a nivel nacional, no solo por su posición estratégica, sino por los muchos municipios a los que presta servicio.

Durante el 2024, la base ha anotado 328 salidas que abarcan algunas de las actuaciones más habituales de este emplazamiento, desde emergencias (como el rescate o la búsqueda de personas) hasta adiestramientos y formaciones pasando por labores preventivas relacionadas, sobre todo, con eventos deportivos o recreativos. En la actualidad son 73 personas voluntarias las que aportan experiencia y conocimientos. La gran mayoría atesora el título de patrón y sabe de primeros auxilios y salvamento acuático, pero, más allá de eso, hay algo que les conecta: las ganas de ayudar y la pasión por el océano.

No podría ser de otra forma: hay algo en el vaivén de las olas capaz de atrapar. “¿Qué es lo que tiene el mar? Nadie lo sabe: por eso engancha”, expresa Benjamín Romero, actual responsable de Salvamento Marítimo de Cruz Roja en Euskadi, y vinculado desde 1994 al servicio marítimo de la organización. 

Hoy entramos en la base de Arriluze.

parte 2 base arriluze

El día a día en Arriluze

El rescate de una persona caída al agua, el remolque de una embarcación averiada o a la deriva, la gestión de emergencias en navegación o la prevención y vigilancia con control de actividades. Son solo algunas de las actuaciones que pueden tener lugar en la base de salvamento marítimo de Cruz Roja en Arriluze; un espacio que se gestiona a nivel operativo a través de un jefe de base y dos técnicos especializados que se encargan del buen funcionamiento del equipo, el material y, por supuesto, las embarcaciones

En la actualidad, y para garantizar un funcionamiento óptimo, el voluntariado está dividido en 4 grupos, cada uno de ellos con un líder o responsable que plantea tareas y asuntos a resolver. Todo se hace de la mano de los técnicos, que encabezan estos grupos, y con el responsable de salvamento marítimo, Benjamín Romero. Asimismo, se hacen reuniones mensualmente. La organización resulta fundamental, por ejemplo, para garantizar un tiempo de respuesta inferior a 4 minutos, lo que permite que estos equipos sean, en muchas ocasiones, los primeros en llegar a las emergencias. 

"La coordinación de la emergencia es fundamental"

En algunos casos extremos se pueden activar también otros recursos, como helicópteros, bomberos o embarcaciones de apoyo. “La coordinación de la emergencia es fundamental”, apunta Unai Varela, patrón y socorrista de esta base o, mejor dicho, de esta “gran familia”. “Somos muchos los voluntarios que formamos parte de Cruz Roja. Crecemos unidos y juntos mejoramos en el día a día. Cuando las cosas se tuercen en el mar estamos ahí para echarte un cabo, vamos donde haga falta y llegamos donde nadie más llega”, expresa de forma contundente. 

El trabajo de la Cruz Roja también consiste en dar cobertura de seguridad a eventos culturales y deportivos relacionados con el medio náutico. “Desde la procesión de la Virgen del Carmen de Santurce al Campeonato de Punta Galea pasando por travesías a nado o regatas de Trainera”, explica, por otro lado, Juanero, patrón y socorrista, que puntualiza que no solo se garantiza la seguridad de las personas participantes, sino también del público. 

parte 3 base maritimo arriluze

El mar: un terreno hostil

El mar es un medio especialmente complejo y la climatología no suele jugar a favor de nadie. Los rompientes, los oleajes y la noche son elementos a tener muy en cuenta. “El mar es un medio hostil para el ser humano”, confiesa Unai Varela. A sus palabras se suma Benjamín Romero al señalar que se trabaja tanto lo físico como lo psicológico precisamente para enfrentarse a esta cuestión. 

Por eso la preparación es tan importante para los equipos que forman parte de cualquier base de salvamento marítimo de Cruz Roja: para saber cómo enfrentarse a una situación extrema resulta imprescindible la práctica. El nerviosismo o desconcierto son reacciones habituales, pero hay que saber mantener a raya este tipo de emociones. 

A ello ayudan también los conocimientos. Los patrones que están a bordo de las embarcaciones de Cruz Roja, por ejemplo, tienen títulos náuticos y pasan por un proceso de formación en el que conocen al detalle las embarcaciones y las responsabilidades asociadas. “Un patrón debe conocer la embarcación, la disposición de la electrónica, los radares VHF, los equipos de seguridad; saber dónde están las bengalas, las radiobalizas, los arpeos, el cabo y demás elementos que le van a ayudar a la realización de sus tareas”, estiman desde Cruz Roja. 

"El mar es un medio hostil para el ser humano"

En cuanto a las embarcaciones, también hay que conocerlas. Hay de distintos tipos: la A, B y C, así como la moto de agua, muy útil para numerosos servicios al permitir acceder con rapidez y seguridad a zonas de difícil acceso o poco calado como acantilados o rompientes, donde las embarcaciones apenas pueden maniobrar. “No hay una base en España que tenga los recursos de esta”, menciona Benjamín.

“El salvamento marítimo es especialmente complicado por la noche; si de día el mar es grande, por la noche todavía más. Y no solo el mar: las rocas suponen un escenario difícil. También actuamos en el típico mercante en el que alguien no se encuentra bien y hay que intervenir dentro del barco para hacer alguna evacuación”, se explaya el responsable de salvamento marítimo.

Aunque algunas personas son conscientes de los peligros del mar, otras todavía no perciben los riesgos que entraña. “En algunos pueblos costeros turísticos la gente que sale al mar no tiene los conocimientos profesionales que sí hay en otros. Algo tan básico como, si alquilas un barco, consultar el parte meteorológico”, dice. 

parte 4 base arriluze

Cuando la práctica es crucial

En el agua todo se puede torcer en cuestión de segundos y por eso también hay que estar abierto a improvisar. No hay segundas oportunidades. “Trabajar en el mar es complicado porque todo va contra reloj”, opina Rober, otro de los socorristas de la base de Arriluze, “y la presión aumenta cuando hay vidas en juego”. 

De hecho, la preparación física, en algunos casos, “puede determinar que una operación salga con éxito o no”, dice Rober. Y no es baladí que sea así: “Si una persona se ha quedado atrapada en las rocas, debes poder llegar hasta allí y también volver. Es importante saber leer el mar; por dónde entrar, salir… a veces la persona también está nerviosa o incluso agresiva porque la situación lo supera”, indica Rober. Mantener la calma para poder tomar buenas decisiones es crucial, y una de los principales preceptos de las técnicas de salvamento.

"Todo va contra reloj"

La práctica sólo tiene sentido cuando es constante y continua. Por eso una vez al mes se realiza una práctica en conjunto con salvamento marítimo en la que interviene el helicóptero de rescate con distintos ejercicios. Todas las semanas también se llevan a cabo otras actuaciones. “El hecho de realizar prácticas de forma constante y continua hace que estemos preparados para una intervención real”, indica Benjamín. 

Lo sabe bien Cristina Campo. Ella lleva un año y medio como voluntaria en la base de Arriluze, aunque hace años también estuvo de socorrista con otras entidades. “Siempre he estado ligada al agua, he competido…”, explica. Después de una experiencia en un barco de rescate en el Mediterráneo, decidió que quería seguir vinculada al socorrismo, y por eso entró en Cruz Roja. 

Al mar hay que tenerle mucho respeto y dedicar tiempo porque realmente te gusta y te sientes preparada”, considera. Si tuviera que quedarse con algo, reconoce que también le aporta mucho el estar rodeada de personas tan distintas, a nivel de edad, género, estatus social, o background: “Me parece muy enriquecedor”. 

parte 5 base arriluze

Echando la vista atrás

Javier Zárraga, de 69 años, es una de las personas que comenzó con la actividad de la base. Ya se había unido a Cruz Roja Juventud cuando encontró junto a algunos compañeros una zodiac que habían mandado desde la oficina central en los sótanos de la sede. “Le preguntamos al secretario qué era eso y si podíamos empezar a usarlo. Nos compraron unas camisetas, unos chándals y empezamos a hacer sobre la marcha, saliendo a hacer pruebas de natación, coberturas… así comenzamos”, cuenta. 

Fue durante 20 años jefe de la base; dos décadas en las que ha vivido muchas cosas, entre ellas el rescate más numeroso en las aguas de Bizkaia en 1981, el salvamento del Zephyr, con 30 tripulantes en su mayoría hindúes. “Hemos hecho cantidad de pruebas, rescates, salvamento, vela ligera, remolques…”, detalla y confiesa que ha habido tantos momentos y anécdotas que le resulta imposible quedarse únicamente con uno.

A Benjamín le sucede algo similar. El trabajo es “duro”, pero las experiencias también resultan “gratificantes”. Él sí se acuerda perfectamente de un caso que se le quedó grabado: “Una excursión de piragüistas menores de edad a los que el viento los llevó mar adentro. No hablaban el idioma, los monitores no tenían claro cuántas personas había… se dio un cúmulo de nervios que hizo que el rescate se complicara. Conseguimos encontrar a una chica que se había desplazado casi una milla y media más que el resto del grupo. Pero acabó bien, te quedas con un recuerdo bonito, aunque con susto. Los voluntarios también son personas, tienen corazón y familiares y se ponen en sus pellejos, por lo que también sufren”, expone Benjamín. 

"Es un voluntariado atípico"

¿Qué tiene que tener una persona que quiera sumarse a este equipo? “Ante todo, una actitud positiva y un compromiso con la disponibilidad, porque el hecho de que convivas con esto y practiques es lo que realmente marca la diferencia. También es importante una buena formación; la mayoría de personas y voluntariado disponen de título de patrón; son socorristas acuáticos, tripulantes, sotopatrones, marineros…”, concluye.

“Es un voluntariado atípico”, reconoce Cristina Campo, “hay una exigencia detrás que quizá otro tipo de voluntariado no tiene, porque tienes que estar muy preparada física y mentalmente. Es un reto constante, pero bonito; siempre estás rodeada de gente que te ayuda a estar a la altura”, recalca. 

Cincuenta años después de su puesta en marcha, la base de salvamento marítimo de Cruz Roja en Arriluze sigue siendo un símbolo de compromiso, vocación y humanidad. 

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