Un año después de la DANA, tres historias de vida - Ahora
Aplicacions anidades
Un año después de la DANA: tres historias de vida
UN AÑO DESPUÉS DE LA DANA: TRES HISTORIAS DE VIDA
Humanidad
Unidad
Cruz Roja
Banner Compártelo Reportaje Pequeño
parte0
Un año de la DANA. Se dice pronto, pero pesa como el primer día. Se mira con cierta distancia, pero el pueblo valenciano se sigue estremeciendo al recordar lo vivido. Y es que, a veces, el tiempo no lo cura todo.
En aquellas semanas, la humanidad se contagió de manera incalculable convirtiéndose en salvación y aliento para muchas personas. Hay quienes la demostraron equipándose con botas de agua y escobas, otras cocinando caliente y otras con un cálido abrazo… Daba igual el cómo, únicamente importaba estar. Y este verbo Cruz Roja lo conoce bien.
Desde el primer momento, los equipos de Cruz Roja se desplegaron y comenzaron a aunar esfuerzos a través de sus diferentes líneas de actuación (rehabilitación de viviendas, apoyo psicológico, acompañamiento a personas mayores, entrega de bienes, reactivación de comercios…) para estar, como siempre, al lado de las personas en situación de vulnerabilidad.
Un año después de lo ocurrido, seguimos en contacto con Pilar Lucas, Amparo Peiró y Salvador Núñez, tres personas usuarias atendidas por la Organización durante la DANA para mostrar cuál es su situación actualmente.
parte1
Pilar y Jose empiezan a ver la luz
Pilar Lucas y Jose Saiz, como muchas otras familias, tuvieron que empezar de cero tras la DANA. La casa y los recuerdos de estos veteranos vecinos del municipio de Aldaia quedaron arrasados por el barro. Cuando hablamos con Pilar a principios de febrero, tres meses después de la DANA, lo vivido estaba a flor de piel. “La puerta se arrancó de la presión del agua y se fue hasta el otro lado de la casa. Recuerdo vaciar los cajones con un palmo de agua”, nos relataba Pilar aquellos días.
Pasaron las primeras semanas y la ayuda de Cruz Roja llegó a Pilar y su marido para acompañarlos, así como para ofrecerles tarjetas monedero con las que poder hacer frente a las compras básicas. Fue pasando el tiempo, las necesidades cambiaron y la ayuda se adaptó y siguió creciendo. Tras unas semanas de análisis de la vivienda, la Organización les propuso echarles una mano con el inicio de la reforma, y así fue.

Ahora nos situamos a mediados de octubre de 2025 y Pilar nos vuelve a descolgar el teléfono para contarnos en qué punto está todo. Hace 66 años que Pilar y Jose construyeron su hogar en Aldaia y, por el momento, un año después de la catástrofe, a pesar de la reforma que inició Cruz Roja y que continuó el matrimonio, todavía no se encuentran viviendo allí. “La casa está en mejores condiciones, pero nos toca esperar un poco más. Quizá sigamos todo el invierno fuera de casa. No deja de ser una planta baja, el tiempo que ha hecho no ha ayudado y, aunque hemos avanzado mucho, han salido humedades… El agua y el barro han hecho mucho daño”, expresa la vecina de Aldaia.
En la voz de Pilar se puede notar el agotamiento y la preocupación, pero, a pesar de esto, no se olvida de agradecer a la Organización el apoyo recibido durante estos meses. “Cruz Roja nos ayudó mucho. Mantenemos el contacto y siempre me presto a lo que necesiten. El sufrimiento no se borra y puede que sea algo que me acompañe ya para siempre. Ahora sólo podemos dar gracias de estar vivos y mantener la esperanza de volver pronto a casa. Llegará ese momento”, se despide emocionada.
parte2
Seguir adelante en medio del caos
La palabra “caos” aparece de manera recurrente al hablar con Salvador Núñez días antes de que se cumpla un año de la DANA. Salva, de 72 años y con movilidad reducida, se encontraba en su estudio de arte, y también domicilio, de Catarroja cuando el agua llegó. “En la entrada del estudio estaba Joel, vecino del sexto que me sacó de allí y me acogió en su casa. Desde arriba vimos todo lo que estaba ocurriendo, la situación era devastadora”, recuerda Salva.
Desde aquel 29 de octubre hasta el día de hoy, la situación de Salvador no ha sido nada fácil. Los primeros días los pasó en el albergue provisional de Torrent habilitado por Cruz Roja, más tarde, y gracias a la perseverancia y la escucha de a quien él llama su “salvadora”, Lorena Abelle, técnica de Cruz Roja en Valencia y especialista en personas mayores, consiguió instalarse en una residencia en Alicante hasta que en agosto le trasladaron a otra en Valencia. El desconcierto y la falta de acción por parte de las autoridades hacían acrecentar las dificultades de Salvador para recuperar su estudio. “Meses después pude pasarme por Catarroja para ver con mis propios ojos cómo había quedado el estudio. Es muy duro verlo así, pero cuando llega el estrés postraumático me recuerdo a mí mismo que me he salvado, que estoy vivo, y a esto hay que aferrarse”, se sincera.


Un año después de la DANA, conversamos con Salva que se encuentra en su estudio avanzando en la reforma. Nos cuenta que queda mucho por hacer, insiste en el caos general que se respira, pero, aun así, se alegra de contar con personas alrededor suyo que han hecho posible que él siga aquí y que la reforma de su estudio empiece a cobrar sentido. “Jorge cuenta con un pequeño taller que se llama Nueva Esperanza y desde que lo conocí se ha convertido en mi familia. Me acogió en su casa al comenzar la reforma y fue un gesto que jamás olvidaré”, relata.
Es cierto que la vida de Salvador sigue en un limbo, como la de tantas y tantas personas afectadas, pero sabe apreciar que los avances que ha podido hacer un año después vienen de gestos sinceros de personas y organizaciones como Cruz Roja que desde la humanidad le han dado ese aliento cuando más lo necesitaba. “Lo que se ha vivido aquí es algo que no se olvida, te viene la rabia y la impotencia de ver todo lo que queda por hacer. El barro lo ha puesto todo patas arriba y el caos es general. Pero, dentro de todo, no sé muy bien cómo, la vida me ha puesto delante a personas que han hecho mi camino más fácil. Me han salvado”, relata agradecido.
parte3
Reavivar la llama tras el barro
Marzo en Valencia es sinónimo de Fallas. Y es que para Amparo Peiró no es únicamente un mes de celebración, sino que esta festividad es la que le levanta cada mañana al dirigirse a su negocio de indumentaria fallera en Algemesí. Todo iba como la seda para aquellas Fallas de 2025 hasta que llegó la DANA unos meses antes. “Trajes de fallera listos para entregar, telas hundidas en el barro, aderezos, peinetas, mantillas, máquinas de coser…”, relataba Amparo al equipo de AHORA siete meses después de lo ocurrido.
Por aquel entonces, oleadas de personas voluntarias llegaban a su taller con tal de echar una mano. Aun así, por diferentes motivos, ese esfuerzo no fue suficiente para recuperar su negocio. Amparo no quería que todo qiedara así y meses después de lo ocurrido, consiguió remontar y empezar de cero en otro local, también en Algemesí.

Clientes que apostaron por ella, familiares y proveedores fueron el impulso que hizo que Amparo volviera a poner en marcha su negocio para encarar las Fallas de 2026 por todo lo alto, a pesar del dolor de lo vivido. Y en este resurgir, Cruz Roja ha estado más que presente siendo para Peiró “un gran detonante” en su recuperación. “Gracias a Cruz Roja hemos vuelto a comprar telas, cancanes, aderezos… siempre estaré agradecida”, recordaba.

Ahora el negocio ha retomado su ritmo habitual y, doce meses después del lodo, Amparo así lo expresa: “Los daños de la DANA han ido desapareciendo día a día, pero el recuerdo perdura por siempre. Ya lo viví en el año 1982 con la presa de Tous, yo tenía 13 años y mis padres pasaron por lo que yo he pasado hoy en día. Seguimos en contacto con Cruz Roja, la asamblea local está a 30 metros de mi negocio y nos vemos todos los días. La verdad es que se ha convertido en una buena amistad. En esos días tan cargados de dolor e impotencia apareció Cruz Roja y nos mandó un salvavidas que en Algemesí siempre vamos a recordar”, concluye.
Las historias de Pilar Lucas, Salvador Núñez y Amparo Peiró son solo una muestra de las muchas que ha dejado a su paso la DANA. Personas que han tenido que resurgir del lodo y que, gracias al altruismo de la gente y a la labor de organizaciones como Cruz Roja, están dando pequeños pasos hacia delante. Sin embargo, aún queda mucho trabajo por delante, porque las heridas que dejó el barro, doce meses más tarde, siguen gritando con fuerza.
Banner Compártelo Reportaje
arribi a més persones. Comparteix-ho.
Banner Home
