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Cómo aplicar la economía circular en casa
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CÓMO APLICAR LA ECONOMÍA CIRCULAR EN CASA
Jose Luis Gallego
CÓMO APLICAR LA ECONOMÍA CIRCULAR EN CASA
De todos los conceptos medioambientales que han surgido en los últimos años (huella de carbono, neutralidad climática, eficiencia energética, etc) hay uno especialmente interesante del que hablamos con demasiada naturalidad sin que la mayoría de la gente lo haya llegado a comprender. Se trata del concepto ‘economía circular’. Un concepto clave para avanzar hacia un desarrollo más sostenible de nuestra sociedad y que, aunque en apariencia pueda parecer demasiado abstracto, en realidad resume una idea básica, tan simple como revolucionaria: que los residuos no son basura.

Universalidad

Nuestro actual modelo de consumo está basado en una economía lineal: fabricar-consumir-usar y tirar una vez el producto se convierte en residuo. Lo que nos propone la economía circular es avanzar hacia un nuevo modelo en el que los residuos pasan a convertirse en recursos para volver a integrarse en la cadena, pasando de la línea al círculo: fabricar-consumir-usar y recuperar. Recuperar el residuo y para reintegrar sus materiales al circuito de producción.

Un modelo sin externalidades: mucho más eficiente, menos contaminante y más sostenible. Un círculo que gira sin fin, no una línea recta que se inicia con la fabricación del producto y acaba con el final de su vida útil. Y un modelo que tiene su aplicación directa a nivel doméstico, que podemos aplicar a escala individual, en casa, en el trabajo o en la escuela. Es más: un modelo que solo avanzará a escala global si cada uno de nosotros lo aplicamos en nuestro día a día. Veamos un par de ejemplos.

Todo el mundo a estas alturas sabe que, cuando no los hemos podido evitar (el mejor residuo es el que no se genera) la mejor manera de gestionar nuestros residuos es reutilizar o reciclar sus materiales. Separar las basuras en casa y echar cada cosa a su contenedor es en ese sentido una de las mejores contribuciones que podemos hacer para el avance de la economía circular. Pero hay más, y no menos importantes, como el reaprovechamiento de las aguas grises que generamos en el hogar.

Uno de los datos más sorprendentes que ofrece el análisis del consumo doméstico de agua potable es que alrededor del 40 % del total se va por el inodoro. En el caso de una familia de cuatro personas esa cifra puede superar los cien mil litros de agua potable al año. Eso es lo que cabe en una piscina grande, de doce metros de largo por seis de ancho.

Estamos hablando de un agua que se ha tratado en las estaciones potabilizadoras mediante costosos procesos de adecuación para garantizar su completa garantía de consumo, por lo que, tanto desde un punto de vista económico como medioambiental, resulta un despilfarro usarla en algo tan poco exigente desde el punto de vista sanitario como la escorrentía del retrete. Un servicio por otra parte básico y fundamental.

Los depósitos de aguas grises son un equipamiento cada vez más habitual en la construcción de edificios, pero también podemos incorporarlo mediante unas reformas de bajo coste a nuestra actual vivienda, ya sea un piso de un edificio o una casa unifamiliar.

Las aguas grises son las que se generan como residuo en los diferentes procesos del mantenimiento del hogar: desde el fregado de los útiles de cocina, al uso de la lavadora o el lavavajillas y las procedentes del lavamanos o el plato de ducha.

Estas aguas residuales no son potables ni aptas para riego, pero en lugar de eliminarlas directamente a través del desagüe y los bajantes hasta la red de alcantarillado, pueden ser reutilizadas conduciéndolas de nuevo, mediante una sencilla canalización, a un pequeño depósito que, debidamente equipado del correspondiente sistema de filtración, permite atender la demanda de las cisternas de los diferentes inodoros de la vivienda.

Existen muchos otros ejemplos de economía circular aplicada a la vida doméstica: desde el intercambio y la reutilización de ropa usada, hasta el uso de los posos de té y de café como abono para las plantas; desde usar pilas recargables en lugar de desechables a reaprovechar hasta ir a comprar con el carrito, el cesto o la bolsa reutilizable. La circularidad empieza en casa.

Jose Luis Gallego
Jose Luis Gallego
Divulgador ambiental, naturalista y consultor en sostenibilidad, Jose Luis Gallego ha publicado más de 30 libros de divulgación ambiental con las principales editoriales de nuestro país y es colaborador activo de los principales medios de comunicación, donde centra su labor profesional en alentar y promover la participación ciudadana en el cuidado y la mejora del medio ambiente. Ingeniero de Montes de formación, se considera una de las 10 personalidades más influyentes de España en temas de medio ambiente. Imagen de Fondo

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