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Surfeando olas a cualquier edad
SALUD
Surfeando olas a cualquier edad
04/11/2025
ESCRITO POR:
ENTREVISTA POR:
Cruz Roja
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ENTREVISTA POR:
Cruz Roja
  • En los planes de Juana Ceferina, a sus 82 años, seguro que no estaba colocarse un neopreno y lanzarse al mar con una tabla de surf, pero así fue. Y es que hay veces que los límites se los pone una misma, y la edad se convierte en un número. Si no, que se lo cuenten a las usuarias del programa de mayores de Cruz Roja en Lanzarote.

El pasado 19 de septiembre, Juana Ceferina, Esther Marina Llamas y Juana Martin, usuarias del proyecto ‘Promoción del Envejecimiento Saludable: Salud Constante’, salieron de sus casas para participar en una jornada de surf en la playa Famara, en Lanzarote. Este proyecto trabaja en el desarrollo de hábitos saludables en personas mayores de 65 años con dificultades para el autocuidado y, entre las diferentes actividades que realizan, esta vez tocaba adentrarse en el mar. “Viviendo en una isla teníamos que aprovechar los recursos naturales tan maravillosos que nos rodean, por no hablar del surf como uno de los deportes estrella. Además, el medio acuático facilita el movimiento, reduce el impacto en las articulaciones y permite ejercitar músculos de forma segura”, explica Cintia Corujo Espinosa; Trabajadora social del Programa de mayores y Servicio Atenpro de la Asamblea Insular de Cruz Roja Lanzarote.

Llegó la actividad, dirigida a personas mayores y guiada por personal especializado, y las usuarias comenzaron con unos ejercicios de calentamiento en la arena hasta terminar subiéndose por primera vez a una tabla de surf. “La experiencia fue maravillosa, la verdad que cuando nos lo comentaron me dio algo de miedo porque le tengo mucho respeto al mar, pero una vez allí no quería irme, sólo quería seguir, seguir y seguir”, expresa emocionada Juana Ceferina. 

Y es que estas personas usuarias, como cuenta Cintia Corujo, la trabajadora social, aun teniendo cada una sus historias y sus “achaques”, son muy activas y siempre sacan ánimos para participar en todas las actividades. “Inicialmente tuve que quitarles el miedo a las usuarias porque pensaban que las íbamos a tirar al agua como si de un tobogán se tratase (ríe). Finalmente, se sintieron muy protegidas y se lo pasaron estupendamente. Regresaron a la Asamblea Insular de Cruz Roja contando que se habían sentido como jovencitas otra vez y preguntando que cuándo lo iban a repetir”.

En la manera en que la usuaria narra la experiencia se perciben la ilusión, la alegría y la satisfacción de verse capaz, de sentirse parte. Juana está encantada con las actividades que ofrece la Organización y lamenta no poder asistir a la siguiente clase de surf por cuestiones médicas. “La verdad es que yo no paro, salgo de casa todos los días, ando mucho, pertenezco a un coral y mientras pueda no voy a parar”, describe con una sonrisa en la voz. 

Más allá de una jornada de surf, este proyecto busca que sea un espacio para despejar la mente, activar el cuerpo y disfrutar en comunidad. “Acompañarlas sabiendo que no han tenido una buena noche o que han recibido alguna mala noticia, y que aún así saquen fuerzas para participar es lo más bonito que nos puede pasar con este proyecto”, concluye Cintia Corujo.

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