Un rato de “xuntanza” contra la soledad no deseada - Ahora
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- En gallego, “xuntanza” se utiliza para referirse a un evento donde varias personas se juntan con el propósito de fortalecer lazos y compartir experiencias, más allá de las relaciones cotidianas. Esta palabra, que solo con leerla te abraza, puede convertirse en todo un refugio para aquellas personas que sufren soledad no deseada.
Para las personas mayores que padecen de esta soledad saber que cuentan con alguien cerca es todo un respiro. A veces, por diversos motivos, la familia no está presente y existen personas como nuestros vecinos y vecinas, que conviven a nuestro alrededor, y que pueden aportar mucho más que un “buenos días” cada mañana. Estas personas que, aparentemente, no conocemos pueden convertirse en aliento y alegría frente a la soledad. Desde el proyecto ‘La Buena Vecindad’ de Cruz Roja en A Coruña llevan varios años apostando para que esa cálida “xuntanza” cobre sentido.
¿Cuánto podrían aportarnos nuestros vecinos y vecinas? ¿Qué positivo sería crear comunidad y compartir lo vivido? ¿Cuánto podríamos aprender? Es posible que el ritmo de vida que llevamos y la nueva forma de relacionarnos nos haya hecho perder el foco y olvidarnos de que hay personas al otro lado que necesitan sentirse escuchadas. El proyecto ‘La Buena Vecindad’ de Cruz Roja en A Coruña busca dar respuesta a todas estas preguntas.
Es una iniciativa de intervención comunitaria que consiste, precisamente, en generar espacios de encuentro entre personas mayores que sufren soledad no deseada y cualquier persona que vive en su comunidad de vecinos que esté dispuesta a compartir su tiempo en actividades puntuales que se organizan en cada comunidad para estrechar lazos. “Todo surge a raíz de las necesidades que se detectaron en las personas mayores durante el COVID-19 y de las iniciativas que surgieron en esa época en las comunidades de vecinos para ayudarse unos a otros”, explica Emma Varela, técnica de ‘La Buena Vecindad’ de Cruz Roja en A Coruña.
Escucha, atención, conocimiento y tiempo son algunos de los beneficios que podemos encontrar si apostamos por este modelo de convivencia. El objetivo principal de esta iniciativa es reducir el sentimiento de soledad no deseada en las personas mayores y al mismo tiempo, fomentar que se estrechen vínculos con personas cercanas, vecinos y vecinas de su propia comunidad, y compartir con grupos de edades distintas fomentando encuentros intergeneracionales. “Este es el punto fuerte de esta iniciativa, que participan personas de todas las edades y es muy bonito ver las interacciones entre personas de edades tan distintas”, apunta la técnica.
Juana tiene 80 años y es usuaria de Cruz Roja en A Coruña. “Mi madre falleció, mis hijos se hicieron mayores y poco a poco fui sintiendo ese aislamiento”, se sincera la usuaria. Tras la pandemia, Juana siguió vinculada a la Organización, que tanto había ayudado a su madre, y pasó a formar parte del proyecto ‘La Buena Vecindad’. Cuenta que no está pasando por un buen momento y que tiende a aislarse, pero sabe que salir y compartir le hace sentir muy bien. “Gracias a Cruz Roja, salimos de casa, nos reunimos y no te sientes tan sola. Para este viernes, por ejemplo, nos han pedido que llevemos unas fotos de la infancia, recordé mi primera comunión, mis años en la escuela. Al final, muchas compartimos las mismas vivencias y eso es bonito. Estoy muy contenta con el grupo. Pasamos un rato de xuntanza que es lo importante”, expresa.
Actualmente, el proyecto se lleva a cabo a nivel local en varios distritos de la ciudad de A Coruña. Después de 4 años dando vida a la iniciativa, actualmente se encuentran activas 7 comunidades de vecinos como, por ejemplo, la de Los Rosales, de la que forma parte Juana. “Estamos trabajando además con 35 personas mayores y con más de 50 vecinos y vecinas asociados a las comunidades. Se reduce el sentimiento de soledad no deseada, fomenta que las personas mayores sepan con quién pueden contar en su entorno más cercano y mejora la calidad de vida de las personas. Además, hemos comprobado que las interacciones entre el vecindario van más allá de las actividades puntuales que se organizan y se llegan a crear amistades muy especiales”, apunta Emma Varela.
Y así es, Juana más allá de los días de reunión, queda un día o dos, con algunas de las compañeras a caminar y a compartir. “No soy de salir sola, me hace falta compañía y saber que cuento con alguien que me entiende y comparte las mismas inquietudes que yo me hace sentir muy bien”, añade la usuaria.
Juana es solo un ejemplo de la cantidad de personas que viven solas o que sufren soledad no deseada, independientemente de la edad o de vivir acompañadas. Por eso, proyectos como ‘La Buena Vecindad’ enseñan a mirar a quién nos rodea, a tender la mano y a aportar nuestro granito de arena por un mundo más humano.
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