En Mira, cada miércoles hay un motivo de alegría - Ahora
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- Entre las numerosas localidades afectadas por la DANA, se encuentra Mira, una localidad de la provincia de Cuenca. Los daños ocasionados en este municipio dejaron a la población, especialmente a las personas mayores, sumida en un profundo dolor emocional. Por eso, desde Cruz Roja en Mira han querido estar cerca de este colectivo desde el principio. Porque sí, la tormenta ha pasado, pero el proceso de recuperación continúa y hay que seguir ahí.
“El taller de envejecimiento activo se perfila como un pilar fundamental para la recuperación anímica de las personas mayores tras la catástrofe del 29 de octubre, además de un espacio de recuperación emocional donde priman el bienestar, la risoterapia y la escucha activa”, explica Marta del Pozo, Coordinadora Provincial de Cruz Roja en Cuenca.
Este taller se inició a finales de abril donde se llevó a cabo una primera toma de contacto con las personas del pueblo. En ese momento, más allá de las actividades más lúdicas se cedió un espacio de escucha activa para las personas afectadas por la DANA. “Es importante tener en cuenta que tras pasar una situación como la que se dio en la localidad de Mira, las personas no solo se vieron afectadas en lo material, sino también, esta situación provocó un profundo impacto emocional”, expresa María Escribano, responsable del taller.
Meses después del inicio de la actividad semanal impulsada por Cruz Roja en Mira, en colaboración con el Ayuntamiento de la localidad y el Gobierno de Castilla-La Mancha, este taller se ha consolidado como una cita clave para las personas mayores del municipio. La participación prácticamente se ha duplicado: de 12 asistentes en la sesión inaugural a 21 personas en las últimas semanas.
La actividad se desarrolla todos los miércoles a las 11 de la mañana y durante 1 hora y media realizan diferentes actividades como fichas culturales, juegos de palabras, ejercicios de motricidad fina, incluso bingos musicales. “Esta actividad se centra en relacionar recuerdos de la infancia o juventud con canciones de su época”, apunta la responsable.
Además, no se olvidan de realizar ejercicios de gimnasia para favorecer la movilidad, así como clases de relajación, algo que cuando llega la vejez se tiende a dejar en un segundo plano.
El taller poco a poco ha ido evolucionando hasta convertirse en un espacio muy valorado donde las risas, el encuentro y el bienestar emocional son protagonistas.
Amelia Moya, de 82 años, es una de las participantes de este taller de apoyo emocional. Su vivienda resultó gravemente afectada por las lluvias y en este taller ha encontrado un espacio de alivio y compañía. “Recuerdo la primera vez que vi a Amelia. Desde un primer momento, me transmitió amabilidad y, a pesar de la situación por la que estaba pasando, mostró simpatía y una gran ternura. Ahora espera los miércoles con muchas ganas, y encuentra en el taller un momento de alegría, de verse las caras y de olvidarse de otras preocupaciones”, comparte la responsable del taller.
Ahora, gracias a este taller, personas como Amelia están encontrando cada miércoles un espacio cargado de energía positiva y en el que compartir lo que sienten en comunidad.
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