¿Es posible unir la salud y el juego? - Ahora
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- Incorporar hábitos saludables en nuestro día a día no es tarea fácil, requiere constancia y ganas por aprender. El problema es que en muchas ocasiones, esos pequeños cambios se quedan en un segundo plano por falta de motivación. Pero ¿qué pasaría si aprendiéramos a través del juego? ¿Es posible? Cruz Roja Juventud, en este caso desde Gipuzkoa, tiene clara la respuesta.
Cruz Roja Juventud, desde 6 asambleas locales de Gipuzkoa, ha impulsado una serie de talleres de Parentalidad Positiva que han unido dos pilares fundamentales para el desarrollo infantil: el juego y la alimentación saludable. En total, 226 familias han participado en esta propuesta que pone en valor el poder del juego como vehículo de aprendizaje, demostrando que, cuando hay implicación y creatividad, aprender puede ser una experiencia enriquecedora.
Dentro del marco del proyecto El Juguete Educativo, estos talleres han tenido como principal objetivo concienciar a padres y madres sobre la importancia del juego en la infancia y juventud. “Queremos que las entregas de juguetes estén acompañadas siempre de una pequeña capacitación a los padres y las madres. Que no sea recibir un lote de juguetes en la campaña de ‘El Juguete Educativo’, sino que también sea una oportunidad de crecimiento”, explica Beñat, coordinador de Cruz Roja Juventud en Gipuzkoa.
En este caso concreto, gracias al juego, se han podido abordar, desde una perspectiva cercana y accesible, temas complejos como la nutrición. Uno de los ejes de los talleres ha sido la alimentación saludable. A través de juegos diseñados por el área de salud de Cruz Roja, las familias han aprendido conceptos clave sobre nutrición y cómo aplicarlos en su día a día. Entre las actividades destacadas está el juego del famoso plato de Harvard, donde los participantes clasifican alimentos según su aporte nutricional, así como un juego de cartas para relacionar buenas prácticas con imágenes, y, por último, un bingo que combina juego y conocimiento sobre hábitos saludables. “Me ha servido para conocer mejor los distintos tipos de alimentos y cómo combinarlos. Aprender jugando ha sido sencillo y muy útil”, cuenta María Ramírez, madre residente en San Sebastián y participante del taller, ya que una de sus hijas acude a varios proyectos de Cruz Roja Juventud.
Entre los mensajes transmitidos durante la actividad destacan cómo crear platos equilibrados, involucrar a los niños y niñas en su preparación, así como a las familias y entender qué proporción de alimentos es recomendable consumir semanalmente.
Cruz Roja trabaja en el marco de acompañamiento y soporte a la crianza desde el enfoque de Parentalidad Positiva, que se refiere, según la Recomendación 19 del Comité de Ministros del Consejo de Europa (2006) a los Estados Miembros sobre Políticas de Apoyo al Ejercicio Positivo de la Parentalidad « al comportamiento de los padres fundamentado en el interés superior del niño, que cuida, desarrolla sus capacidades, no es violento y ofrece reconocimiento y orientación, que incluye el establecimiento de límites que permitan el pleno desarrollo del niño».
El enfoque de Parentalidad Positiva no es solo informativo, sino transformador. Con estos talleres, Cruz Roja Juventud en Gipuzkoa busca reforzar la implicación de las familias en el desarrollo integral de sus hijos e hijas, promoviendo un estilo de crianza basado en el cuidado, la atención y el aprendizaje compartido. “Nuestro objetivo es implementar estos talleres como parte esencial del proyecto de ‘El Juguete Educativo’, no sólo a final de año, sino durante todo el año. Esto supone un reto operativo, pero también una gran oportunidad para seguir impactando en la vida de muchas familias”, afirma Beñat.
Propuestas como la de Cruz Roja Juventud en Gipuzkoa demuestran que el juego puede ser mucho más que entretenimiento, puede ser la llave que abra la puerta a nuevos hábitos, a una salud más consciente y a una parentalidad más positiva. “Después del taller, ya estamos aplicando algunos cambios en casa, tanto para mis hijos como para nosotros los adultos. Hemos aprendido de forma sencilla que es posible tener una alimentación sana cambiando pequeños hábitos”, concluye la participante María Ramírez.
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