La gestión emocional no tiene edad - Ahora
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La gestión emocional no tiene edad
LA GESTIÓN EMOCIONAL NO TIENE EDAD


Humanidad

Imparcialidad

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Cruz Roja

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parte 1 gestion emocional
Cada día, todas las personas atravesamos emociones que influyen en cómo pensamos, actuamos y nos relacionamos. Aprender a reconocerlas y gestionarlas es un paso esencial para prevenir malestar, reducir estrés y construir entornos más saludables. Y es que gestionar las emociones no significa reprimirlas, sino comprenderlas y darles un cauce adecuado.
Desde la infancia hasta la vida adulta, este aprendizaje nos ayuda a enfrentar desafíos, fortalecer la autoestima y fomentar la empatía hacia las personas que nos rodean. Cruz Roja, consciente de la importancia de mirarnos por dentro, desarrolla talleres de gestión emocional con distintos colectivos para entender y actuar mejor ante lo que sentimos.
parte 2 gestion emocional
Repensar las emociones desde la infancia y la adolescencia
“La gestión emocional en la infancia es fundamental porque constituye la base del bienestar personal, las relaciones sociales y el aprendizaje”. En estos términos se expresa Yasmina El Haddad, coordinadora de Cruz Roja Juventud en Ceuta. Allí, precisamente, la organización desarrolla diferentes talleres de educación emocional enmarcados bajo distintos proyectos, como el de ‘Prevención de Conductas Violentas’ o el de ‘Promoción del Éxito Escolar’. También los llevan a cabo en Institutos de Educación Secundaria (IES). “A diferencia de los adultos, los niños y niñas aún no han desarrollado plenamente sus mecanismos de autorregulación, lo que les hace más volátiles e impulsivos al reaccionar ante lo que sienten”, explica Yasmina.
En los IES, las sesiones se suelen estructurar en torno a tres ejes: el conocimiento emocional (la identificación y comprensión de las emociones propias y ajenas); la regulación emocional (la adquisición de estrategias para gestionar emociones intensas y canalizarlas de forma positiva); y la resolución de conflictos (el fomento de la comunicación asertiva, la empatía y el respeto como herramientas para la convivencia). Además, suele trabajarse la dinámica de ‘El árbol de los valores’, en la que el alumnado escribe en hojas de papel valores (como respeto, amistad, solidaridad o empatía) que se colocan a posteriori en un mural colectivo y que simbolizan el compromiso común con una convivencia más positiva.
“Sería necesario emplear más tiempo para trabajar la educación emocional, pero dentro del ámbito formal el horario lectivo se encuentra muy condicionado por las asignaturas obligatorias y los contenidos curriculares”, lamenta Yasmina. El ritmo de vida actual tampoco ayuda a gestionar mejor las emociones. No tenemos tiempo para reconocer y mucho menos digerir. Es algo que tiene mucho que ver, por ejemplo, con la soledad no deseada que siente buena parte de la juventud.
“No podemos olvidar que la soledad no deseada, que se encuentra en auge entre adolescentes, tiene como uno de sus factores principales la dificultad para gestionar y expresar las propias emociones”, respalda Yasmina. “Cuando no se cuenta con herramientas adecuadas, se dificulta la creación de vínculos sociales saludables y aumenta el riesgo de aislamiento”, añade.
El proyecto de ‘Promoción del Éxito Escolar’, por otro lado, permite trabajar de manera más continuada y adaptada a las necesidades de los niños y niñas que lo integran. Entre las actividades que se realizan, destaca la identificación y fotografía de emociones a través de imágenes y juegos; ‘el tarro de las emociones’, un recurso lúdico para expresar cómo se sienten de manera visual y accesible’; las ‘emocionanzas’ (la versión emocional de las adivinanzas); los 4 episodios emocionales (en el que se representan emociones como tristeza, miedo, sorpresa y enfado); la actividad ‘exprésate’, para revelar de manera anónima situaciones que preocupan o entristecen; o el ‘monstruo de colores’, un recurso visual que ayuda a asociar cada emoción con un color facilitando su reconocimiento y expresión.
"Sería necesario emplear más tiempo para trabajar la educación emocional"
“Enseñar a los niños/as a identificar, expresar y regular sus emociones les ofrece una herramienta preventiva y protectora que favorece su desarrollo integral. Esto les permite reconocer y poner nombre a lo que sienten, expresar sus emociones de manera adecuada, regular la intensidad de sus respuestas, mejorar la convivencia y desarrollar empatía y habilidades de resolución pacífica de conflictos”, dice Yasmina con la certeza de que “los niños/as que aprenden a conocer y gestionar sus emociones hoy, serán en el futuro adultos más conscientes de lo que sienten y con mayores posibilidades de expresarlo sin generar conflictos”.
La prueba de ello la tenemos a nuestro alrededor. “En ocasiones nos encontramos con adolescentes o adultos que no son capaces de identificar qué les está pasando, quizás porque no recibieron una educación emocional en la infancia”, plantea Yasmina. Eso puede llevarles a sentirse perdidos o a no gestionar de manera adecuada sus emociones. “En la infancia resulta mucho más fácil hablar sobre emociones, mientras que en edades más adultas cuesta más trabajarlo debido a los tabúes que se generan en la sociedad”, concluye.
parte 3 gestion emocional
Identificar para comprender: un reto para las personas mayores
Las personas mayores constituyen uno de los colectivos con los que más trabaja Cruz Roja. La organización no solo combate la soledad no deseada que afecta a algunas de ellas o les presta apoyo en cuestiones de movilidad, sino que también promueve la mejora de sus relaciones sociales, la prevención de la violencia y el fortalecimiento de su autoestima. Un taller llevado a cabo en La Rioja hace unos meses es un buen ejemplo de ello.
Marina Llorca, agente de igualdad, terapeuta emocional y responsable de impartir las sesiones de este taller sobre buen trato a personas mayores, explica que la idea principal era mostrar “herramientas” para gestionar mejor sus emociones. Las clases, basadas en una combinación de teoría y práctica, también permitieron que los y las participantes (en su mayoría mujeres) pudieran compartir sus historias, reconocer ciertas dinámicas y reflexionar.
Decir que “no” se convirtió en una aspiración con especial relevancia. “A muchas personas les cuesta”, admite Marina, “o, si no quieren hacer algo, no saben cómo llegar a un punto medio y poner ciertas condiciones”. También se trabajó la identificación de relaciones tóxicas o la comprensión del llamado “triángulo dramático” de víctima, perseguidor y salvador. “Muchas mujeres han ejercido el rol de salvadoras dentro de la familia y necesitan reconocer esos patrones para poder poner límites y respetarse”, indica Marina.
“A muchas personas les cuesta decir que no”
Además, se incorporó también la psicología positiva y ejercicios de mindfulness para fomentar actitudes más saludables. “La felicidad es también una elección, una forma de percibir la vida. Ellas mismas deciden cómo tomarse las cosas, y hay herramientas que pueden ayudarles a vivir en el presente y afrontar la frustración o la apatía de otra manera”, apunta.
“Una de las mujeres, de 90 años, nos contaba que se desplazaba a todas partes con su carrito eléctrico porque tenía dificultades para caminar, pero que sus hijos, preocupados por ella, no le permitían hacer lo que deseaba. No nos damos cuenta, pero al actuar así les restamos seguridad y libertad; las desvalorizamos”, reflexiona Marina Llorca, subrayando la importancia de que todas las personas aprendamos a reconocer y tratar nuestras propias inquietudes, deseos y miedos. Porque, al final, nunca es tarde para gestionar las emociones.
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