Cada año miles de personas se jubilan. Cierran una etapa marcada por horarios, responsabilidades y rutinas, y se adentran en un territorio desconocido: tiempo en abundancia, nuevas prioridades, una vida que ya no gira en torno al trabajo. Y, como en todo comienzo, hay lugar para la incertidumbre… pero también la oportunidad.

Voces expertas en envejecimiento coinciden en una idea sencilla y poderosa: lo decisivo no es cuántos años se cumplen, sino cómo se viven. Envejecer de forma saludable significa mantener la autonomía, sentirse útil, conservar vínculos, moverse, aprender, participar. Es, en definitiva, seguir formando parte activa de la comunidad. 

El tránsito, eso sí, puede ser brusco. De un día para otro desaparecen los hábitos que han marcado décadas y, con ellas, el rol social que daba identidad. Algunas personas sienten vacío, otras alivio, muchas una mezcla de ambos. Es lo que pone de relieve también la reciente campaña de marca de Cruz Roja, que define como las “grandes catástrofes del día a día” esos desafíos silenciosos que no salen en titulares, pero pesan. Como la soledad no deseada. No es un fenómeno excepcional; es cotidiano, y para muchas personas mayores, puede aparecer cuando el trabajo se termina, las rutinas cambian y el riesgo de quedarse al margen crece.

En ese escenario, el papel de organizaciones como precisamente Cruz Roja se vuelve imprescindible. La Organización trabaja desde hace años para que las personas mayores mantengan lo que les hace fuertes: salud, autoestima, relaciones, autonomía. Lo hace a través de talleres, proyectos de participación, actividades intergeneracionales… iniciativas que no solo previenen la soledad, sino que devuelven algo esencial: sentido de pertenencia. 

Porque envejecer no tiene por qué implicar retirarse. Puede ser (y cada vez lo es más) volver a elegir quién se quiere ser, con tiempo y experiencia por delante. 

Personas mayores ayudando a personas mayores: el valor de la comunidad

En A Estrada, una localidad de Pontevedra, un proyecto piloto de Cruz Roja parte de una convicción sencilla: las personas mayores tienen mucho que aportar. La iniciativa trabaja sobre el proceso de envejecimiento desde una lógica participativa. Un grupo motor, formado por personas mayores con perfiles muy distintos (entre ellas, voluntariado recién jubilado) se reúne para identificar necesidades, proponer mejoras y colaborar con agentes del entorno. El objetivo es claro: que las personas mayores sean protagonistas en la búsqueda de soluciones que afectan a su vida y a su bienestar, impulsando un modelo de envejecimiento activo que refuerce la participación social y la inclusión. Una iniciativa que también se está desarrollando en Baleares.

Elena Magariños, prejubilada de 63 años, forma parte del proyecto. Trabajadora social de profesión, es voluntaria de Cruz Roja desde 2023 y participa, en concreto, en proyectos de Intervención Social. “Trabajé 38 años en la administración pública hasta que una discapacidad física, hace 9 meses, me hizo jubilarme por incapacidad. Sabía que tenía que buscar alguna actividad y, como la física no puedo, pensé: la social”, nos cuenta una enérgica Elena desde la asamblea de A Estrada. Ya había estado en contacto con las compañeras de Cruz Roja cuando estaba trabajando en Servicios Sociales, por lo que los lazos que la unían con la Organización eran fuertes, y sabía que era un lugar donde quería estar.“Estoy orgullosa del proyecto porque es una forma de forma de tener un envejecimiento activo, en condiciones. Por desgracia, mucha gente se nos va antes de poder llegar aquí”, reflexiona. “Yo me cuido, porque sé que tengo que hacerlo, pero siempre estoy con ganas; yo digo que es deformación profesional. Siempre trato de involucrarme y ayudar en lo que pueda, ojalá pudiera hacer más”, indica Elena.

Manuela Gestoso, apodada cariñosamente como Noly, es coordinadora de la Asamblea Comarcal de Tabeirós (Pontevedra), municipio al que pertenece A Estrada, y explica que la iniciativa surgió porque esta zona es semiurbana, con mucha población mayor en proceso de envejecimiento, y encajaba para potenciar un envejecimiento activo en el entorno comunitario. “Lo más bonito es que en el grupo motor hay personas usuarias, socias, de diferentes perfiles, entre 60 y 70 años… y están trabajando en identificar las necesidades, qué se necesita, qué falta”, cuenta. 

Los medios de transporte, por ejemplo, son escasos, y una de las problemáticas detectadas junto a la falta de espacios públicos, las barreras arquitectónicas, o los servicios preventivos. Por eso se ha hecho una audición comunitaria para tomar una decisión conjunta y ver cómo resolver este asunto. Paso a paso, se puede hacer mucho. Y es que, a veces, la mejor solución está cerca: en quienes comparten la misma realidad.

La importancia de mantenerse activa 

La vida de Rosa Conejo dio un vuelco no cuando se jubiló, sino cuando falleció su marido. “Me quedé viuda y me vine abajo”, cuenta esta vecina de Ceuta de 72 años que había estado trabajando como auxiliar en una guardería antes de retirarse. “Tengo hijos y nietos, pero hacen su vida, como yo en su momento con la mía. Hay una soledad que es mala”, reconoce ella. Fueron sus amigas las que la animaron a hacer algo; así es cómo “tropezó” con Cruz Roja. 

"Nos gusta sentirnos útiles"

En la actualidad, es una firme defensora del envejecimiento activo y saludable. Las actividades en las que participa lo demuestra: “Hago sevillanas, pilates, bachata… el baile es para no oxidarme. Por la tarde, la pintura, y también canto en un coro. Me uno a las actividades que nos ofertan, las charlas, me encanta relacionarme con la juventud… solemos colaborar en todo lo que podemos, porque nos gusta sentirnos útiles”, opina. 

Para Rosa es imprescindible ocupar el tiempo: “Si no, nos hundimos”. Además de ello, considera clave continuar relacionándose con otras personas. “Desayunamos, vamos al parque, hacemos nuevas amistades… lo pasamos bien, muy bien”, concluye. 

La jubilación cambia las rutinas, pero no el deseo de vivir con sentido. Lo demuestran quienes participan en los proyectos de Cruz Roja: mantenerse activo, relacionarse y sentirse parte de algo es fundamental para el bienestar físico y mental. Con oportunidades, compañía y comunidad, envejecer puede ser una etapa abierta, rica y llena de vida.