De dormir en un coche a dirigir una empresa con 30 empleados - Ahora

• La de Claudio es una de esas historias de superación que parecen haber sido escritas por un guionista. Este argentino estuvo durante un tiempo en situación irregular y llegó a dormir en la calle antes de montar su propia empresa. Durante aquellos primero años donde no había un horizonte claro, Cruz Roja estuvo cerca para tenderle una mano. Hoy es un empresario de éxito que ayuda a otras personas en sus procesos de inserción laboral como voluntario de la Organización.
   

Claudio Mogilner llegó a España en 2001 con 3.000 euros en el bolsillo y sin conocer absolutamente a nadie. Había salido de Argentina tras el “corralito” en busca de un futuro más esperanzador. Expirado su visado de turista y sin permiso de trabajo, pasó dos años muy complicados en los que se vio obligado a dormir en el coche. De Madrid se mudó a Salamanca. Allí recurrió a Cruz Roja, una Organización que no le era ajena ya que en su país había sido voluntario en Emergencias. En Cruz Roja le ayudaron a cubrir sus necesidades básicas, pero además de comida le ofrecieron otro tipo de ayuda que resultó determinante para que Claudio saliese de esa situación de vulnerabilidad en la que se encontraba.  

“Desde Cruz Roja me ayudaron en la creación de mi sociedad laboral. Me proporcionaron información, asesoramiento, ideas, que era lo que yo necesitaba en ese momento”, explica Claudio desde Salamanca. Desde la red interlabora de Plan de Empleo, que en aquel momento acababa de dar sus primeros pasos, le acompañaron en todos los trámites que fueron necesarios. Gracias a su esfuerzo, Claudio abrió su propia empresa, International Web, enfocada al diseño de páginas web y al marketing digital.  Una compañía que hoy cuenta con 30 trabajadores, 1.500 clientes y que ha trabajado para grandes marcas como Coca-Cola o el Real Madrid.  

Para él, emprender fue una cuestión de supervivencia. “Hay dos tipos de emprendedores, lo que lo hacen movidos por una ambición económica y lo que lo hemos hecho por hambre, por necesidad”, afirma. “Desde la adversidad y el hambre es muy difícil emprender. No tienes tiempo y cualquier emprendimiento necesita su tiempo. Cuando no tienes para comer no tienes mucho oxígeno. Es muy complicado y muchas veces lo tienes que olvidar”, añade.  Por eso, una vez su situación cambió, decidió incorporarse como voluntario en el área de Empleo de Cruz Roja para acompañar a otros emprendedores que están pasando por lo mismo.  

“Cruz Roja fue al primer lugar al que acudí cuando necesitaba ayuda así que cuando estuve a salvo quise estar cerca de la Organización. Conocía muy bien la problemática y las trabas que se encuentran las personas que quieren emprender, y creí que podría aportar valor en este campo”, señala. Además de asesorar, informar, acompañar a personas del Plan de Empleo, Claudio también ha participado en muchas otras áreas en las que trabaja Cruz Roja, desde la asistencia sanitaria, repartiendo comida, conduciendo una ambulancia o dando formaciones o charlas.  

El empleo es uno de los instrumentos clave para que las personas puedan salir de una situacion de exclusión. Lo saben bien en Cruz Roja, que hace 25 años puso en marcha su estrategia de inserción laboral a través distintas iniciativas y respuestas del Plan de Empleo, para activar a las personas en su camino laboral, acercar el mercado laboral a las personas que lo tienen más difícil, mejorando su empleabilidad a través del refuerzo de competencias digitales y profesionales, orientando en nuevos intereses y vocaciones y acercando a oportunidades laborales, potenciando así sus posibilidades de acceder a un puesto de trabajo, también promoviendo la igualdad de oportunidades y de trato, luchando contra estereotipos y sesgos para promover mercados laborales inclusivos. 

“Una bonita conclusión de mi historia es que cuando realmente no tienes nada, entra en funcionamiento lo único que tienes: tú mismo y tu cabeza. La riqueza de una persona es lo único que no puedes perder: tu cabeza, tu corazón, tu intelecto, tus ganas… Cuando no tienes nada, te tienes a ti mismo y pones en funcionamiento un montón de recursos propios que hasta entonces estaban dormidos”, concluye Claudio.