La piel, en guardia contra el calor - Ahora
Publicador de contidos



- Bajo el sol, tu piel tiene mucho que decir. No es solo lo que ves en el espejo o lo que sientes al tocarla. La piel es mucho más que una envoltura externa: es el órgano más grande del cuerpo y tu primera línea de defensa. Con más de dos metros cuadrados y hasta el 15 % de tu peso corporal, la piel es como un traje inteligente que te protege del mundo exterior, regula tu temperatura y hasta revela cómo te sientes por dentro. Y en verano, cuando el calor aprieta, necesita más que nunca tu atención y cuidado.
Durante las olas de calor, la piel se convierte en el primer frente de batalla. Aumenta la sudoración para refrigerar el cuerpo, pero esta pérdida constante de agua y sales minerales puede debilitarla. Cuando además se combina con una exposición solar intensa, el riesgo se multiplica: quemaduras, envejecimiento prematuro, manchas e incluso cáncer de piel son algunas de las consecuencias más visibles.
Por otro lado, una piel deshidratada pierde elasticidad, se agrieta con facilidad y se vuelve más vulnerable frente a infecciones.
Cuidarla no es un lujo ni un acto meramente estético, sino una necesidad de salud. Hidratarse bien por dentro —bebiendo agua— y por fuera —con cremas adecuadas— es fundamental. También lo es protegerla del sol con ropa ligera y transpirable, evitando la exposición en las horas centrales del día y utilizando protectores solares de amplio espectro con al menos SPF 50. Una dieta rica en frutas, verduras y antioxidantes, junto a duchas suaves y jabones no agresivos, completa la estrategia de prevención.
Prestar atención a los signos de alarma puede evitar complicaciones mayores. Enrojecimiento, ampollas, manchas nuevas o que cambian de forma, picor persistente o lesiones que no cicatrizan son motivos suficientes para consultar a un profesional sanitario. Entre las patologías más frecuentes relacionadas con el calor destacan las quemaduras solares, la deshidratación cutánea, la dermatitis, el envejecimiento prematuro y las infecciones de origen bacteriano o fúngico.
Pero la salud de la piel no depende solo de hábitos personales. Está profundamente influida por determinantes sociales: vivir en la calle, trabajar al aire libre, no tener acceso a agua potable o a productos de higiene, o carecer de atención médica, multiplica el riesgo de sufrir daños cutáneos. Por eso, el cuidado de la piel debe abordarse desde un enfoque de equidad y salud pública.
Desde Cruz Roja Española trabajan para reducir estos riesgos mediante campañas de sensibilización, talleres educativos, entrega de kits de protección (con agua, gorros, protector solar) y acompañamiento a personas especialmente expuestas, como personas sin hogar, mayores o trabajadores de exterior. Porque proteger la piel, especialmente frente al calor, es también defender el derecho a la salud.
La piel habla del estado de salud de nuestro cuerpo y nuestro entorno. Su cuidado es esencial, especialmente ante el calor, el sol y la deshidratación.
a más gente, compártelo.

ahoraRelatedNews
Banner Home
