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Un lugar donde ser sin juicios

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UN LUGAR DONDE SER SIN JUICIOS

Un lugar donde ser sin juicios
El CIBE de Alicante lleva casi 20 años dando cobijo a personas con problemas de adicciones que viven en la calle. Hoy nos adentramos en el centro para descubrir su funcionamiento, el tipo de perfil que acoge y la ayuda psicológica que presta.

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parte 1 cibe alicante

Es un lunes cualquiera a las 8h de la mañana. Unas 55 personas se sitúan en la puerta de un edificio situado en la calle Escultor Bañuls número 2 de Alicante. Es el CIBE, el Centro de Intervención de Baja Exigencia, un lugar al que las personas sin hogar y con problemas de adicciones acuden cada mañana a desayunar, proveerse de alimentos, darse una ducha o lavar su ropa.

Cruz Roja es la encargada de su gestión y funcionamiento desde el año 2006, momento en que Jose Verdú, coordinador del centro, se puso al frente del lugar. Casi 20 años después, Jose sabe todo lo que sucede entre sus paredes y conoce al dedillo la idiosincrasia de este espacio tan particular. “Trabajamos bajo la perspectiva de reducir los riesgos y daños que se dan como consecuencia del abuso de sustancias legales (como el alcohol) o ilegales (como la cocaína o la heroína)”, explica. La droga más consumida, por un 85-90% de las personas atendidas en el CIBE, es el alcohol. Le siguen los porros; las benzodiacepinas, como el tranquimazin, el valium u otros tipos de sedantes; y la heroína y cocaína.

El centro se basa en dos pilares: el asistencial (basado en la parte relativa a la alimentación y el acompañamiento) y el de la higiene, motivo por el cual se concentran las personas a las puertas de este enclave un lunes por la mañana con el objetivo de ducharse después de un largo (y caluroso) fin de semana. Además, disponen de los servicios de lavandería, ropero y consignas.

Las duchas, sin embargo, “son la pieza clave”, reconoce Jose. Y es que las personas que acuden al CIBE viven en la calle, en infraviviendas o en espacios públicos, como parques, jardines o cajeros, en situación de extrema vulnerabilidad. En lo que llevamos de 2025, el centro ha atendido a unas 200 personas que viven en estas condiciones. También es importante la atención terapéutica facilitada a través de un equipo multidisciplinar en la que se abordan y se dan respuesta a aquellas necesidades más importantes desde la perspectiva sociosanitaria; y la educativa a través de talleres, con la colaboración y participación de un equipo de voluntariado.

“Lo que en otros recursos es un factor para no atenderles o directamente excluirles (que tengan una adicción y consuman) es un indicador de inclusión para el CIBE”, expone Jose, que también remarca que este tipo de espacios se encuentran en todas las ciudades para dar respuesta a esta grave problemática social.  

parte 2 cibe alicante

Desde una ducha hasta una charla

El colectivo que atiende el CIBE es “muy específico”, puntualiza Jose. Para ser atendido en el centro, primero se hace una entrevista desde el enfoque social, sanitario y psicológico y se aborda todo lo que se le puede facilitar según la situación concreta de la persona y de sus necesidades. El requisito imprescindible es que exista una relación directa con las adicciones: que las consuman de forma activa.  

“Si una persona ha dejado de consumir hace un año o año y medio, ya está rehabilitada, y no tiene sentido que le demos ese apoyo”, reflexiona Jose, que también advierte que puede haber un peligroso efecto inverso si una persona que ya ha dejado su adicción vuelve a rodearse de perfiles que se encuentran en esta situación. “Hay que contar con las recaídas. Incluso estando limpios en un momento determinado, frente a una situación que les desborda, se ven abocados a una solución práctica, a volver a consumir. Y ahí arrancan nuevamente de cero”. 

"Hay que contar con las recaídas"

El centro funciona de lunes a viernes de 8h a 14h de la tarde, y los lunes y jueves de 16h a 19h. Con el fin de complementar su atención (y en aquellos casos que se considera conveniente) se deriva a las personas usuarias a un recurso municipal para que puedan ser atendidas a través del servicio de pernocta.  

Respecto a la frecuencia con la que se visita el CIBE depende de cada caso: “Establecemos con cada uno la periodicidad, aunque no es algo que tengan que cumplir a rajatabla”. Jose sostiene que procuran ser flexibles, ponerse en la piel de las personas que acuden al centro. Lo que sí que saben a ciencia cierta es que, cuando una persona llega al CIBE, va a encontrar sosiego durante un buen rato. “No desayunan y se van”, explica Jose, sino que también pasan por el servicio de higiene, se cambian la ropa, desayunan o hablan con la trabajadora social. Por todo ello, alude, hay bastante actividad por las mañanas. 

parte 3 cibe alicante

Distintos perfiles, mismas historias de vida

El perfil está en torno a los 45-50 años y predomina el género masculino. Otro rasgo compartido por la gran mayoría es la cronicidad, “llevan mucho tiempo de consumo y, si no en la calle, en una vivienda precaria con condiciones mínimas”, menciona Jose Verdú. Hay un patrón común y también historias duras, crudas, que han empujado a las personas a encontrarse en este momento vital tan complejo. 

“Cuando revisas sus historias de vida te das cuenta de que desde el principio ha habido problemas: adicción por parte de padres o madres; malos tratos; problemas familiares, judiciales…”, lamenta Jose, que apunta hacia las familias desestructuradas y progenitores drogodependientes o alcohólicos como parte del germen de la adicción. En otros casos son contextos específicos, en los que se dan de la mano un desencadenante y una falta de apoyo, los que abocan a algunas personas al borde del precipicio.  

El acceso a la vivienda es un importante hándicap

El acceso a la vivienda, sin ir más lejos, es un importante hándicap. “Una vivienda es fundamental para la reinserción de una persona”, señala el coordinador del CIBE, que también pone en valor la información sobre trámites (muchas veces, por ejemplo, están indocumentados; o llevan años sin realizarse una analítica) y el acompañamiento a recursos de la administración pública. “Pensemos que no se pueden permitir una habitación, y tampoco tienen dinero para comer o comprarse un pantalón. Este tipo de situaciones, que desde otro nivel quizá pensamos que se pueden resolver suponen un mundo para ellos. No olvidemos que son personas enfermas”. 

El calor y las altas temperaturas acentúan todo esto e influyen directamente sobre la higiene. “Es complicado establecer códigos, escalas de valores o necesidades; en muchos casos vemos que aquí está invertido. Tratamos de hacerles comprender que es importante que cuando van a entrevistas o citas médicas vayan duchados, pero no es sencillo. Al final, la propia situación de calle hace que descuiden su imagen. Personas que llevan 10 años en la calle, con casos crónicos, no se dan cuenta”, dice Jose. Otras personas, al contrario, es lo primero que hacen cuando llegan el lunes a las 8h de la mañana: pasar por las duchas. 

parte 4 cibe alicante

Acompañar sin imponer 

La mayoría de personas que atienden en el CIBE no están en condiciones de realizar una inserción laboral, “entre un 89 o 90% no podrían” confiesa Jose, que recuerda que su finalidad no es esta. “Una cosa es lo que pensamos que tienen que hacer las personas para mejorar y otra cosa lo que ellos quieren hacer con su vida”, repone, y admite que “les podemos acompañar, pero no les podemos acompañar en ese futuro que tienen planteado para sus vidas. Respetamos que cada persona camine en su dirección”. Y no siempre es fácil. “Muchas personas se quedan por el camino, con sobredosis, enfermedades asociadas al consumo, VIH, hepatitis… con esa edad y trayectoria de vida la esperanza del grupo es de unos 15 o 20 años menor a lo que se podría ser normal”, señala Jose. 

Helena Carrillo lleva 11 años trabajando como psicóloga en el CIBE y es consciente de que, aunque siempre hay un punto de vuelta atrás, tiene que haber una voluntad firme para perseguirlo. “A nivel psicológico las personas que atendemos tienen pocas herramientas para enfrentarse a situaciones traumáticas y conflictivas y se refugian en la droga porque es una manera de olvidar, de no estar presentes en el mundo, de evadirse de pensamientos intrusivos”, alega, y diferencia que hay “personas que cuando empiezan a consumir generan un trastorno mental, y personas con un trastorno mental acaban generando una adicción”.  

"No tienen con quién hablar"

En su trabajo diario con las personas usuarias del CIBE, Helena suele trabajar la descarga emocional. “No tienen con quién hablar o quién les escuche sin juzgarles, quién les entienda y valide sus emociones. Esto es muy importante: la escucha activa”, indica. También utilizan el modelo de los “estados del cambio”, que se divide en distintas fases. En la primera, la persona cree que no hay problema; en la segunda, reconoce que sí hay un problema pero no hace nada por cambiarlo; en la tercera, piensa en hacer cosas para cambiarlo; y en la cuarta, finalmente, se pasa a la acción. 

Pero recorrer esas etapas no es lo más difícil, sino el mantenimiento. “Para una persona que lleva 30 años consumiendo, muy cronificada, resulta ya complicado salir de este círculo. Pese a ello, no es imposible, y hemos tenido algún caso (contado con los dedos de una mano) en el que alguna persona ha dado un paso atrás y lo ha conseguido”, evidencia.  

El CIBE, como centro de “baja exigencia”, trabaja para que las personas atendidas bajen dicho consumo. Si alguien toma una cantidad determinada de alcohol, se establecen unos objetivos encaminados a que “Evidentemente, sigue siendo perjudicial, pero ya es menor el deterioro cognitivo y emocional, es mayor el contacto con la realidad…”, pone como ejemplo. Por todo ello, el CIBE proporciona acompañamiento, descanso, y escucha activa para que se produzca “una mejora en su calidad de vida”, insiste Helena. 

parte 5 cibe alicante

No sin mi mascota

Una de las particularidades del CIBE es que acepta a las mascotas de las personas usuarias, “un apoyo fundamental para muchas de ellas”, reconoce Jose. Muchas no tienen redes familiares, pero sí peludos compañeros de cuatro patas que llevan con ellos años y años. Tanto es así que, cuando a veces se libera una plaza en algún recurso, lo primero que preguntan es si pueden ir con su mascota. “Y si la respuesta es negativa, a lo mejor la rechazan”, matiza Jose. 

En el CIBE se apoya a las criaturas facilitando collares antiparásitos, medicación o champú. “Ellos no pueden costear un tratamiento para los animales, y es una de las cosas que más nos agradecen: que ayudemos a sus mascotas”, concluye.  

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