La actualidad de Cruz Roja

Selector de idioma

frente al agua y el barro humanidad - Ahora

Aplicaciones anidadas

Frente al agua y el barro, Humanidad

REPORTAJES

FRENTE AL AGUA Y EL BARRO, HUMANIDAD

Frente al agua y el barro, Humanidad
Nunca olvidaremos lo que pasó el 29 de octubre de 2024. La DANA golpeó con una violencia y dureza inesperada nuestro país, en especial la Comunidad Valenciana. Una tragedia sin precedentes que, pese a todo, nos demostró el imparable poder de la solidaridad.

Humanidad

Imparcialidad

Unidad

Independencia

Voluntariado

CONTENIDOS

CRUZ ROJA

ESCRITO POR:
ENTREVISTA POR:
CRUZ ROJA

Banner Compártelo Reportaje Pequeño

parte0

El 29 de octubre de 2024 España vivió uno de los episodios de lluvias torrenciales más extremos de nuestra historia; un suceso que quedará en la retina y en la memoria colectiva para siempre. Las violentas lluvias afectaron a distintos territorios de nuestro país, en especial la Comunidad Valenciana y zonas de Castilla La-Mancha y Andalucía. En cuestión de horas, el agua y el barro anegaron calles, arrastraron vehículos y convirtieron el día en una larga noche llena de incertidumbre.

Aquella jornada de lluvias torrenciales no solo arrasó infraestructuras y hogares y dejó a su paso daños incalculables: también sacudió la vida cotidiana de miles de personas desbordadas por la emergencia. Calles convertidas en ríos. Carreteras colapsadas. Campos arrasados. Negocios llenos de barro. Viviendas inundadas. Familias incomunicadas. Barrios enteros aislados. Una emergencia sin descanso. La vida en pausa.

Cruz Roja se movilizó desde el inicio de la emergencia y activó un despliegue sin precedentes, brindando apoyo y asistencia a las personas y comunidades afectadas y ofreciendo una respuesta inmediata.

En los primeros días habilitaron 11 albergues y ofrecieron refugio y manutención a más de 3.660 personas. Además, realizaron llamadas para comprobar el estado de las personas en situación de vulnerabilidad y entregaron productos básicos de alimentación, medicamentos, kits de higiene y limpieza y ropa de abrigo a las familias afectadas. También se encargaron de distribuir deshumidificadores, radiadores y otros bienes esenciales. 

De manera paralela, se brindó apoyo psicosocial tanto a las personas damnificadas como a los equipos que participaban en la emergencia. Una labor que no fue fácil, sobre todo en los primeros momentos. “La extensión de la catástrofe y el acceso a las poblaciones afectadas fueron nuestras primeras dificultades. Cuando comenzaron las lluvias en el interior de la provincia ya tuvimos problemas para acceder a esas zonas por los daños en las infraestructuras y el agua, el barro, los coches y el mobiliario urbano que bloqueaban las calles”, recuerda el director de Emergencias de Cruz Roja, Íñigo Vila.

En medio de este contexto devastador, también brotó la solidaridad, una luz que plantó cara al caos, la frustración y el desasosiego. Vecinos y vecinas que ofrecieron sus casas, manos que ayudaron a limpiar, voluntarios y voluntarias que recorrieron kilómetros a pie para ayudar. Gente que se acercó a Cruz Roja dispuesta a colaborar y después decidió unirse
como voluntaria de forma indefinida. Las donaciones de particulares, empresas y administraciones a Cruz Roja para ayudar a las personas afectadas superaron los 115 millones de euros. Es la mayor cantidad recaudada en la historia de la Organización.

En noviembre, la Organización anunció la puesta en marcha del Plan de Respuesta ante la DANA, una iniciativa a tres años en la que se contemplan acciones para el apoyo en la recuperación, fortalecimiento y resiliencia de las comunidades a medio y largo plazo con una certeza: estar al lado de las personas que más lo necesitan.

Más de un año después, el empeño de Cruz Roja también se dirige a preparar a la población para que sepan actuar ante otras posibles emergencias. “Estamos muy centrados en todas aquellas actividades relacionadas con la preparación de la comunidad ante los desastres; formaciones, sensibilización, trabajo con diferentes colectivos, entrega de materiales que permitan a la población tener una mayor capacidad de resiliencia en situación complejas y especialmente medidas de autoprotección ante los diferentes riesgos y no solo ante inundaciones”, señala Íñigo Vila.

La DANA ha dejado tras de sí muchas lecciones; una de las más valiosas, la importancia del compromiso, la solidaridad y la Humanidad. A lo largo de este reportaje, recordamos todo lo sucedido desde aquel 29 de octubre.

parte1

La movilización de Cruz Roja ante la DANA

Cuando las lluvias torrenciales y las inundaciones golpearon Valencia, desde Cruz Roja activaron de inmediato todas las redes y equipos de emergencia para ayudar en la catástrofe. Las personas voluntarias fueron de las primeras que, movidas por su afán de ayudar, llegaron a las zonas afectadas con energía, dispuestas a aportar. Limpieza de viviendas; rescate y evacuación de familias atrapadas; reparto de alimentos, mantas y kits de higiene; o apoyo psicosocial. “Aunque ha habido otras, como en el caso de la COVID o en La Palma, la movilización de personas voluntarias de Cruz Roja ante la DANA ha sido una de las más impresionantes y fundamentales que recuerdo. Una movilización extraordinaria con un objetivo básico: facilitar asistencia a las personas afectadas por ese evento catastrófico”, recalca Ferrán Cobertera, director de Voluntariado de la Organización.

Desde el inicio de la emergencia, Cruz Roja ha realizado más de 485.970 asistencias gracias a la movilización de 6.962 personas de las asambleas locales de pueblos afectados, personal laboral y voluntariado. También han activado 338 equipos de respuesta en emergencias. “El elemento diferencial que aportan las personas voluntarias de Cruz Roja se centra en que han estado allí en la fase de respuesta inmediata, aún hoy se esfuerzan para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas en la fase de recuperación, y seguirán
allí en el futuro”, agrega.

 

“La movilización de Cruz Roja ante la DANA es un claro ejemplo de cómo la solidaridad y la organización de la acción voluntaria pueden marcar la diferencia en momentos de crisis. La labor incansable de los voluntarios y voluntarias no solo ha proporcionado ayuda inmediata, sino que también siembra fortaleza y resiliencia en las comunidades afectadas”, remarca Ferrán Cobertera, que es contundente al señalar que todo lo que ha llevado a cabo la Organización “sin personas voluntarias, no habría sido posible”.

parte2

Alimentos, abrigo y electrodomésticos para recuperar la normalidad

Las necesidades de las personas afectadas por la DANA han ido evolucionando a lo largo de los meses. Si durante los primeros días, lo esencial fue hacer llegar a las personas afectadas alimentos, agua y medicamentos, una vez pasada esa primera fase de emergencia, nuestra atención se centró en dar respuesta a otro tipo de necesidades materiales que requería la población.

Mientras el barro se iba retirando y comenzaban los trabajos de reconstrucción en los municipios afectados, las temperaturas se fueron volviendo cada vez más frías. Por eso, una de las primeras entregas que realizó Cruz Roja en coordinación con la Diputación de Valencia fue de camas inflables, mantas y neceseres con productos de aseo. En total se repartieron 1.800 cajas que dieron cobertura a 9.000 personas de ocho localidades valencianas. Eran kits con materiales estandarizados de Protección Civil que incluían elementos esenciales para el descanso y la higiene (camas inflables, mantas acrílicas polares, una bomba de inflado manual y neceseres con productos de aseo, toalla y una sábana saco desechable).

 

Conforme fueron pasando los meses, desde Cruz Roja fueron identificando nuevas necesidades y entregando otros bienes: desde colchones, somieres y ropa de cama, pasando por pequeños electrodomésticos que quedaron inservibles tras las inundaciones, como estufas o deshumificadores, hasta otros de mayor volumen, como neveras, hornos o lavadoras. Muchos de ellos, adquiridos en comercios locales con el fin de apoyar la reactivación de empresas afectadas. Un año después, se han hecho entrega de más de 119.095 bienes esenciales. De estos, más de 56.000 han sido kits de alimentación, casi 41.000 kits de higiene y 4.134 kits de descanso y abrigo. Además, se han entregado 3.277 electrodomésticos.

Un año después de la DANA, el balance no son solo las cifras, sino la certeza de que cada manta, cada electrodoméstico y cada kit de alimentos han supuesto un paso más en la recuperación de miles de familias.

 

parte3

El apoyo emocional, una labor esencial en medio de la tragedia 

Rocío y su compañera, psicólogas de Cruz Roja, recorren las calles embarradas de Paiporta para visitar a Magdalena, que no pudo volver a su casa tras la DANA y ahora vive con su hija. Aunque estaba bien físicamente, se sentía decaída. Desde la primera tarde después de la tragedia, recibió apoyo psicosocial por parte de Cruz Roja. “Esta labor es esencial”, señala Rocío, “el estado de ánimo está bajando mucho”. Para Magdalena, esas visitas han sido un gran alivio: “Te llena, te ayuda y te da consuelo”.

Es solo uno de los ejemplos de la labor de intervención psicosocial que Cruz Roja ha llevado a cabo desde el inicio de la emergencia y que se ha dividido en varias fases. En la primera, se ha proporcionado un tipo de intervención inmediata en la que “los equipos nos encargamos de atender las necesidades de esos primeros momentos donde la incertidumbre y el miedo de qué iba a pasar o dónde iban a ir las personas afectadas era lo predominante”, explica Conchi Navarro, psicóloga del Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias (ERIE) de Intervención Psicosocial de Alicante desplazada a Valencia. Esa atención se dio sobre todo en los diferentes albergues donde se alojó a la población afectada y allí se atendieron todas esas necesidades que iban surgiendo en el momento.

En la segunda parte la Organización acompañó a la Unidad de Salud Mental del hospital Dr. Peset de Valencia, que tenía dificultad para acceder a localidades como Paiporta o Sedaví. “Apoyamos a esta unidad en sus visitas en estas localidades, hablamos con familiares y personas que dependen de este centro”, cuenta la técnica de Cruz Roja. 

También se ha realizado ese apoyo psicosocial desde uno de los centros establecidos en Paiporta para ayudar a la población. “Nuestra labor es informar, además de normalizar las reacciones que subyacen de un evento tan extraordinario y ofrecer los recursos que tienen a su alcance”, señala Conchi. Por otra parte, los ERIE de Psicosocial también están a disposición de las personas que demandan el servicio para atenderlas en los propios domicilios, como en el caso de Magdalena.

Enfado, miedo, sentimiento de vulnerabilidad y mucha tristeza fueron las reacciones que los equipos de Cruz Roja se encontraron las primeras semanas 

Conchi Navarro relata las reacciones que los equipos se encontraron durante las primeras semanas: “Nerviosismo, mucha intranquilidad. También enfado por haberse sentido solos, miedo, sentimiento de vulnerabilidad y mucha tristeza por todo lo que han vivido y lo que han perdido. Incluso para las personas que no han perdido a ningún ser querido, existe un duelo por haber perdido sus bienes materiales, todos sus recuerdos, sus casas o sus negocios. Sienten que se les ha desestructurado la vida”.

Pero, como cuenta Conchi, también asistieron a otro tipo de reacciones como la resiliencia de muchas de las personas atendidas. Esa atención psicosocial no se dirige solo a la población afectada directamente por las inundaciones. Desde Cruz Roja, además, se ha ofrecido apoyo emocional a las personas que han intervenido en la catástrofe: personal o voluntariado de la propia Cruz Roja, pero también policías, bomberos o guardia civil, que en algún momento han necesitado esa ayuda psicosocial un poco más especializada. Este tipo de equipos de psicosocial están formados por una persona psicóloga, una trabajadora social y un socorrista de acompañamiento.

Conchi se desplazó desde Cruz Roja en Alicante, pero son decenas las personas que llegaron de todos los rincones del país para apoyar esta labor. Desde la Organización son conscientes de que una tragedia como esta va a dejar huella durante mucho tiempo. Por eso, un año después, el personal laboral y voluntario, formado en primeros auxilios psicológicos, sigue trabajando para detectar las necesidades que existen y poder ofrecer una respuesta que perdure en el tiempo.

parte4

Negocios asolados por el barro

Sorpresa, impotencia, caos, sufrimiento, solidaridad. Las palabras se repiten entre quienes vieron cómo el barro inundaba sus negocios.

Uno de ellos es José Miguel, agricultor de una pedanía cercana a Utiel y uno de los socios de Agricultura La Torre. Gracias a su rápida actuación y a la presencia de Cruz Roja (“fueron los primeros en llegar”, apostilla), han podido recuperar alrededor de un 70% de sus cultivos. “El campo es nuestra vida, va más allá de lo económico”, explica conmovido.

A Amparo Peiró, vecina de Algemesí y dueña de un negocio de indumentaria fallera, le costó un par de días volver a su establecimiento. Cuando lo hizo no estuvo sola: “Centenares de voluntarios entraron en la tienda y se pusieron a sacar barro igual o más que nosotros”, cuenta. Ella ya ha podido levantar la persiana, pero sabe que nunca olvidará lo sucedido y afirma que siempre estará “agradecida a Cruz Roja”.

 

El horno Giner, un establecimiento familiar de Catarroja nacido en 1969, fue otro de los locales destrozados por la DANA. “Una guerra sin bombas; fue desolador”, dice Juan, uno de los propietarios. El agua reventó el cierre e inundó el espacio, empujando todo lo que encontró por delante al fondo del local. Juan y otro empleado salieron a tiempo y pudieron rescatar a una mujer que se había quedado atrapada en un coche. “Si no, no me lo hubiera perdonado en la vida”, recuerda. Desde Córdoba les ofrecieron maquinaria y mobiliario de una confitería que iba a cerrar. “La ayuda se da, no se pide”, reflexiona.

El taller artesano de varillas para abanicos de José Ramón Martínez, en Aldaia, era más que un emplazamiento físico: estaba lleno de recuerdos y vivencias. “Lo único que pude salvar es lo que estaba por encima del metro ochenta”, lamenta. Ahora, trasladado a un nuevo local, sigue con este oficio artesano que espera que no se pierda. Y lo hace sin olvidarse del apoyo de la Organización: “Aquí hay un trocito de Cruz Roja”, concluye.

parte5

Apoyo y dignidad a través de más de 22.500 tarjetas monedero
 

Había pasado solo un mes de aquel fatídico 29 de octubre cuando Cruz Roja comenzó a entregar las ayudas económicas a más de 22.500 familias damnificadas por la DANA en Valencia. En concreto, han sido 22.580 tarjetas monedero por valor de más de 30 millones de euros las que se han repartido hasta octubre de 2025 y han permitido llevar ayuda a unas 60.000 personas. 

Estas ayudas han estado sujetas a unos criterios de vulnerabilidad determinados y se han distribuido en coordinación con los municipios afectados y los servicios sociales de las poblaciones.

Este tipo de ayudas económicas permite agilizar la respuesta y facilitar una recuperación más eficiente, más allá de las ayudas materiales, contribuyendo a fortalecer y estimular la economía mediante el mercado local. Asimismo, esta modalidad reduce costes logísticos y se adapta mejor a las necesidades de la población. Son una herramienta eficiente y complementaria a las entregas de material como electrodomésticos u otro tipo de bienes.

Al mismo tiempo que se hace entrega de las tarjetas, los equipos de Cruz Roja ofrecen orientación sobre las ayudas impulsadas por las distintas administraciones públicas y acompañamiento a quienes lo soliciten para mejorar el acceso a sus derechos.

La identificación y derivación de las personas beneficiarias en las zonas afectadas por la DANA ha sido llevada a cabo por los propios municipios a través de servicios sociales, encargados de realizar una valoración previa de la situación de vulnerabilidad de cada una de ellas, teniendo en cuenta criterios tales como la vivienda afectada, la pérdida de bienes, propiedades y su medio de vida. 

Por otra parte, se han priorizado los perfiles identificados en el Plan de Respuesta a tres años elaborado por Cruz Roja; es decir, personas mayores, personas con alguna discapacidad, familias con menores a su cargo, personas en situación de extrema vulnerabilidad, mujeres en situación de dificultad social, personas migrantes y personas con problemas de salud, entre otras.

Desde que comenzó el reparto de las ayudas, en Cruz Roja han realizado un seguimiento de las personas beneficiarias y de las nuevas necesidades y respuestas que puedan ser atendidas por la Organización, así como el acompañamiento en el acceso a diversos recursos y servicios facilitados por otras entidades sociales y por las administraciones públicas.

 

parte6

Cuando bajar de casa o ir al centro de salud es una odisea

Una de las intervenciones destacadas de este último año se ha centrado en facilitar la movilidad a personas que no podían salir de su domicilio o acudir a sus citas médicas.

Casi tres meses después de la tragedia, todavía quedaban 6.000 ascensores sin funcionar, lo que impedía salir a la calle a muchas personas con movilidad reducida. La historia de Gabi es sólo un ejemplo. 

El agua dejó impracticable el ascensor de la finca donde vive Merche con su hijo Gabi, de 13 años, en Catarroja. Más de dos meses y medio después de la DANA, el chico, con movilidad reducida y parálisis cerebral, pudo bajar a la calle por primera vez y volver al colegio. Fue gracias a la conocida como silla oruga, un dispositivo a través del que se facilita el acceso al exterior a quienes no pueden hacerlo por sí mismos.

En Cruz Roja en Valencia cuentan actualmente con 16 de estas sillas para las poblaciones afectadas, un número que se ha incrementado a raíz de las inundaciones y con las que cada semana han podido atender a entre 10 y 15 personas que lo necesitaban. Es la única forma que tienen para poder acudir a centros de días, colegios o citas médicas. Lo mismo sucede con “personas mayores o con movilidad reducida que quieren dar un paseo o realizar acciones cotidianas del día, compras, etc.”, explica Mario Saiz, técnico de Socorros de Cruz Roja en Valencia.

 

Y este es el caso de Concepción y su marido, de 89 y 88 años, perdieron su hogar en Paiporta, además de su coche, a causa de la DANA. 

Casi con el agua al cuello consiguieron salir de aquella pesadilla y resguardarse en casa de la hermana de Concepción. Su vivienda quedó destruida, y mientras se realizan los trabajos de acondicionamiento para volver a su hogar se mudaron a otra casa familiar que el matrimonio tiene en El Peral (Cuenca).

Un paréntesis en sus vidas que sin embargo no ha afectado a las visitas médicas que ambos siguen teniendo en sus centros de referencia en Valencia. El marido de Concepción todavía arrastra las huellas de un herida tras una caída debido al barro acumulado aquel 29 de octubre. En los días posteriores tuvo que acudir varias veces al hospital para vigilar la herida y para que le practicaran varios lavados de estómago por todo el barro que había tragado.

Cruz Roja estuvo allí para acompañarles y trasladarles en todos esos momentos, pero también ha estado a su lado cuando se mudaron a Cuenca. “Mi hija habló con Cruz Roja en Motilla del Palancar y son ellos quienes nos llevan al hospital. Perdimos los coches y por la edad que tenemos preferimos evitar riesgos. Estamos muy agradecidos con el trato y con las facilidades que nos están dando”, explica Concepción, que poco a poco va recuperándose de todo lo vivido mientras agradece infinitamente la labor de la Organización.

parte7

Espacios de diversión y calma en medio de la tempestad
 

Ante una catástrofe o emergencia, la infancia y la juventud conforman uno de los grupos más vulnerables . La falta de herramientas para gestionar lo ocurrido o la necesidad de encontrar espacios en los que volver a ser niños y niñas son esenciales en estos casos. “Cuando se iniciaron las alarmas, nos empezamos a movilizar para activar nuestros
equipos cuanto antes. En situaciones como esta, la infancia necesita un respiro”, cuenta José Luis García, referente autonómico de los Equipos de Sensibilización e Información ante Emergencias (ESIE) en la Comunidad Valenciana.

Estos equipos aparecen cuando más se les necesita. Están compuestos por personal voluntario de Cruz Roja Juventud (CRJ) formado específicamente (primeros auxilios, manejo de emociones, actividades de ocio, protocolos de actuación…) para atender a los niños, niñas y jóvenes en situaciones de crisis. En circunstancias adversas tratan de cubrir las necesidades de los y las más pequeños ofreciéndoles espacios de desahogo, incluso de diversión en medio de la tempestad.

 

Desde los inicios de la emergencia se activaron varios equipos de Cruz Roja Juventud en las localidades de Torrent, Burjassot, Algemesí y Benicalap, interviniendo en los propios albergues habilitados para las familias afectadas e incluso poniendo en marcha una ludoteca para que los niños y niñas pudieran distraerse, mientras sus familiares se encargaban de realizar gestiones administrativas o hacer labores de limpieza en sus viviendas.

Una vez superada la primera fase de la emergencia, los equipos de CRJ han trabajado en la detección de necesidades en centros escolares de Aldaia y Alfafar para comprobar el estado de niños y niñas e interesarse por sus necesidades. “Los niños y niñas lo agradecen mucho, algunos se abren y te cuentan cómo se sienten, otros simplemente se divierten, no tratamos de forzarles a contar nada, simplemente les acompañamos en lo que necesiten y si detectamos que hay un caso más complejo lo derivamos a nuestro equipo de atención psicosocial”, indica José Luis García.

Banner Compártelo Reportaje

Banner Home

LEE LO QUE TE INTERESA
Suscríbete a nuestra newsletter y descubre un millón de pequeñas historias