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Pepe Olmedo: “Siempre hablo de la música como herramienta y el amor como camino”
A MIRADA DE
PEPE OLMEDO
“Siempre hablo de la música como herramienta y el amor como camino”
PEPE OLMEDO
09/09/2025
ESCRITO POR:
ENTREVISTA POR:
Paula Pons

Humanidad

09/09/2025
ESCRITO POR:
ENTREVISTA POR:
Paula Pons

Humanidad

Psicólogo sanitario y Director de Música para Despertar

La música puede abrir puertas que la memoria ha cerrado. Así lo demuestra cada día Pepe Olmedo, psicólogo y fundador de Música para Despertar, una iniciativa pionera que utiliza la música como herramienta para acompañar y mejora la vida de personas con Alzheimer y otras demencias. Su labor se aplica en hospitales, residencias y hogares en los que una melodía o una canción es capaz de rescatar recuerdos e iluminar la miradas de las personas afectadas por esta enfermedad. 

 

¿Qué es la música para ti?

Para mí la música es algo que difícilmente puedo contar con palabras. Para mí la música ha sido algo fundamental e importante en mi vida, pero desde que empecé a aplicar la música con personas con alzheimer y otras demencias, he visto situaciones que hacen que a día de hoy sea incapaz de describir lo que es la música. La música es algo muy superior y algo muy bonito que tenemos los seres humanos a nuestro alcance.
 

 ¿Cómo nace Música para Despertar y cuál es el objetivo del proyecto?

Nace desde que soy pequeño, porque resulta que, con ocho años, tuve la suerte de acompañar a mi madre, que ha sido directora de varias residencias en Granada, a su lugar de trabajo. Conviví desde muy pequeño con la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, con otros tipos de demencia y eso hizo que me sintiera muy sensibilizado hacia estas personas. Estudié psicología y a raíz de estudiar psicología acabo de voluntario en una residencia en la que trabajaba mi madre, y allí fuimos descubriendo el poder que tenía la música con las personas con demencia. 

El objetivo de Música para Despertar es mejorar el bienestar y la calidad de vida de personas con Alzheimer y otras demencias, no solo trabajando directamente con las personas con demencia sino también trabajando con sus familiares y los profesionales que les atienden. El objetivo es también disminuir el uso de terapias como la farmacológica o las herramientas de sujeción física que todavía se usan de manera excesiva en centros de mayores. Nuestro objetivo es poder atender de otra forma, con algo tan humano como la música y las emociones.
 

¿Cuáles son las líneas de actuación que lleváis a cabo desde la asociación?

Por un lado es la atención directa a personas con demencia, por otro lado hemos dedicado mucho tiempo a la formación entendiendo que si nosotros formamos a más profesionales o si formamos a familiares vamos a conseguir llegar a más personas con demencia, no solo ahora sino en otros momentos. También por supuesto la concienciación y la sensibilización social. Nos parece fundamental que la sociedad comprenda no solo la enfermedad de Alzheimer y otras demencias sino también el poder que puede tener la música, el poder que pueden tener las emociones. 

Hace trece años,  mucho antes de iniciar la asociación Música para Despertar vimos un vídeo de Estados Unidos donde se veía un caballero con enfermedad Alzheimer avanzada, le ponían unos auriculares con la música de su vida y su estado cambia por completo.  Yo, cuando vi ese vídeo, es cuando realmente empecé a pensar oye y si la música de verdad puede tener un efecto tan positivo en las personas con demencia. A mí ese vídeo me tocó alg. Estamos muy comprometidos con concienciar a la sociedad a comprender el poder que puede tener la música.

 ¿Por qué la música puede llegar a ser tan terapéutica?

Por un lado la música se aloja en la zona del cerebro que está muy cercana a las emociones.  La música es muy fácil que despierte emociones en las personas. Con las personas con Alzheimer lo más importante es que trabajemos desde la emoción porque son personas que probablemente están perdiendo muchas capacidades, muchas memorias importantes, pero la memoria emocional no la pierden.  Al escuchar las canciones que han sido importantes en su historia de vida podemos conseguir que se despierten emociones asociadas a recuerdos de momentos que han sido importantes en su vida y estas emociones nos van a ayudar a que su día a día sea un poquito mejor, que tenga más luz, que tenga más color.

¿Qué cambios se observan en las personas con deterioro cognitivo o alzheimer cuando escuchan música y qué beneficios conlleva?

En primer lugar al volver a descubrir una canción que ya conocía y que probablemente parecía como si hubieran olvidado, lo primero es la reconexión con esa canción. Es muy bonita la cara que ponen las personas cuando empiezan a escuchar las canciones porque, es como que estamos tocando parte de su identidad y esto en primer lugar le da seguridad a la persona. Se siente más segura porque está escuchando un sonido y una melodía que han sido parte de su historia. Además, esas emociones que surgen nos llevan también a poder gestionar momentos complicados. 

Es muy común en la enfermedad de Alzheimer que la persona pase por momentos de agitación, de nerviosismo, de agresividad. Son personas que por su nivel de agitación tienen que estar caminando y están horas y horas caminando sin encontrar un rumbo. Cuando vuelven a escuchar las canciones de su historia muchas personas paran y de repente se sientan, están más tiempo sentadas, con eso también conseguimos que su atención esté más focalizada para realizar otras actividades importantes como comer y así mantener su propia autonomía. Nosotros también lo usamos mucho a la hora de hacer un traslado o si la persona tiene que ir al baño. La idea es integrar la música en el día a día de la persona.

En personas con Parkinson encontramos que sus dificultades no son tan cognitivas como en personas con Alzheimer, sino que están muy relacionadas con el movimiento. Hay una manera de caminar en la persona con Parkinson que es muy fácil que se bloquee su marcha y la persona intenta seguir caminando pero es como si no pudiera. Si nosotros a esa persona le ponemos una música que siga su patrón rítmico podemos evitar que la marcha se congele y por tanto la persona pueda hacer un traslado con mayor facilidad mejorando un poco el movimiento y la coordinación motora. 

Cuando la persona vuelve a escuchar una canción de su historia de vida es muy probable que aparezca el recuerdo que a lo mejor no aparece durante todo el día. Nos solemos dar cuenta cuando estamos con los familiares porque ellos conocen muy bien a sus seres queridos y son muchos los familiares que se sorprenden. A raíz de lo que la música remueve podemos seguir rescatando recuerdos que todavía están ahí pero con un acceso complicado. A través de la emoción vamos a poder sacar más recuerdos sin forzar.
 

 ¿Cómo se relaciona la música con la memoria?

La música y la memoria la relación más grande es a través de la emoción. La música está conectada con muchas áreas del cerebro. El mero hecho de escuchar música también es una actividad que necesita que diferentes partes del cerebro se activen, partes relacionadas con el movimiento, a través del ritmo, partes relacionadas con la emoción a través de la melodía. Nosotros lo que vamos a conseguir con la emoción que despiertan las canciones es conectar con esa memoria, sobre todo en personas con Alzheimer. A nivel racional la persona no sabe quién soy yo, probablemente no me puede decir mi nombre, pero a nivel emocional hay algo que se despierta en esa persona. Es fundamental que usemos una música que conecte con la emoción de la persona, pero también es fundamental que nuestro trato y nuestra actitud sean exquisitas porque vamos a tocar emociones y la persona va a guardar la huella emocional que acompañan mis palabras y mis hechos.

 

¿Qué tipo de canciones o estilos musicales suelen despertar más emociones en las personas mayores? ¿Te sorprende alguna elección?

En las personas mayores, en las personas que atendemos a día de hoy, encontramos dos grandes estilos que son los más predominantes: uno es la copla como no podía ser de otra manera y el otro es el bolero. Encontramos muchas personas que tienden más hacia el bolero y personas que tienden más hacia la copla, también encontramos la zarzuela. A mí también me sorprende mucho el poder que tiene la música infantil, que conecta directamente con las emociones. Yo al principio me resistía a usarla porque pensaba que iba a tender a infantilizar a la persona y al final me di cuenta que no, al contrario la música infantil nos va a permitir conectar con unas emociones superiores porque probablemente esas canciones conectan con lo que le ha cantado a su hijo y lo que le ha cantado después a su nieto  A mí me sorprende mucho el poder que puede tener la la música infantil.

 ¿Hay alguna historia que te haya marcado especialmente?

Hay muchas historias que recuerdo… Es cierto que nuestra trayectoria está ligada a una historia que ha llegado a millones de personas que la historia es de Marta, la bailarina con Alzheimer que vuelve a bailar un fragmento del Lago de los Cisnes. Yo estaba alli con ella y este caso me tocó mucho la emoción y me sigue emocionando mucho, porque te encontrabas a una persona que bueno que vivía su día a día con más negatividad, la enfermedad no la estaba llevando como a ella le gustaría, no se relacionaba con otras personas porque ella no se sentía mayor y por tanto se quedaba muy fuera de lo que es un centro de mayores. Ella se había dedicado de forma profesional a la danza, así que tener la oportunidad de una persona que toda su vida ha estado bailando de manera profesional de poder conectar a través de las canciones que ella ha bailado con lo que ella ha hecho toda la vida…  Ese momento, que para nosotros fue muy importante, dio la vuelta al mundo y ayudó a concienciar a más personas del poder del arte, del poder de la música y del poder que tiene las personas mayores.

Había muchas personas que nos decían «es que me he emocionado mucho, yo no esperaba que una persona mayor pudiera bailar así, o que una persona con Alzheimer pueda bailar de esa forma». Nosotros sí esperamos que una persona con Alzheimer o una persona mayor pueda emocionarnos porque son personas muy sabias, pero nos damos cuenta de que toda la sociedad no está del todo preparada y que había muchas personas que se sorprendían de que una persona mayor pueda seguir bailando así. Hay cuestiones que no se pierden y que la persona va a poder hacer hasta el final de la vida.
 

 

¿Crees que el cuidado emocional está suficientemente integrado en la atención a personas mayores?

El cuidado emocional está integrado en residencias, en centros de día, pero estamos en un camino de transformación, estamos cada vez consiguiendo que se integre más todavía.  Ahora lo que está predominando es el modelo de atención central a la persona en la que nos centramos en sus preferencias, en sus gustos, en su historia de vida y en la medida de lo posible, personalizamos la atención y personalizamos los cuidados. Este modelo está también asociado por ejemplo a la eliminación de sujeciones. Es un movimiento que ya hay en toda España, de hecho la Unión Europea también nos ha puesto un límite a España, tenemos que eliminar las sujeciones físicas y las químicas, porque esto no es trabajar bajo el método de la atención central a la persona. Al final el método de atención central a la persona conecta también con la emoción, es decir, es fundamental que nosotros trabajemos desde la emoción, nosotros observamos que hemos ganado mucho camino, llevamos 12 años y en estos años hemos observado que hemos ganado mucho camino, mucho terreno pero todavía creemos que queda mucho por hacer.

Somos personas que trabajamos con personas. Son profesiones que es fácil que puedan quemarse y cuando el profesional sanitario está quemado, es muy difícil que su trabajo lo haga de forma adecuada, y sobre todo que lo haga desde una emoción adecuada. Nosotros defendemos que tenemos que cuidar a los cuidadores, que tenemos que dar herramientas a los cuidadores porque tenemos que entender que la emoción tiene que ser el centro y la persona tiene que ser el centro y tenemos que trabajar desde la emoción. Todavía queda mucho. Ahora, por ejemplo, se habla de la transformación de las residencias

Las residencias, si hablamos de modelos más antiguos, tuvieron que ir pareciéndose cada vez más a hospitales para que se las tuvieran más en cuenta, para que se tuviera en cuenta que se hacía un trabajo también sanitario, pero ha sido un error, es decir, nos hemos parecido tanto a los hospitales que probablemente hemos despersonalizado la atención y probablemente hemos dejado la emoción un poco fuera. Ahora la transformación que estamos viviendo lo que pretende es que pasemos de entorno menos hospitalario a un entorno más hogareño.

Al final, esa residencia se convierte en su hogar, se convierte en su casa. Ahora estamos viviendo un momento en el que por ejemplo vamos a dejar de ver residencias muy grandes que aquí en España las tenemos, hay residencias de 150 o de 200 personas, vamos a dejar de ver este modelo y vamos a ver pequeñas unidades de convivencia donde los profesionales sean los mismos con las mismas personas y donde intentemos que las personas también sean parte de esa atención. 

Si en una unidad de convivencia, por ejemplo, nos encontramos a personas con Alzheimer que nos ayudan a poner las mesas, no nos asustemos, esto es parte de su tratamiento. Es algo que a veces las familias no entienden, porque cuando llevan a una persona a una residencia entienden que en la residencia se lo van a hacer todo, y efectivamente la residencia va a cubrir todas sus necesidades, pero es posible que una de ellas sea darle utilidad a la persona, para trabajar con su autonomía, y que para ello, veamos a personas que están ayudando en alguna tarea.  Esto va a ser parte también de esa transformación.
 

¿Qué papel puede jugar la sociedad para favorecer un envejecimiento más digno y, sobre todo, humano?

El papel que puede ejercer la sociedad para ese envejecimiento activo, digno y lo más humano posible son papeles múltiples, en el sentido de que, en primer lugar, es comprender a la persona mayor como una persona sabia por el mero hecho haber vivido muchos años, por el mero hecho de haber sacado a su familia adelante, que valoremos a las personas mayores. Que cuando vamos por la calle, si podemos ayudar a una persona mayor que estamos viendo con dificultades, que no miremos a otro lado. Que como sociedad entendamos que gracias a las personas mayores estamos nosotros aquí. Hay que cambiar un poco la mirada, mirar a la persona con toda la dignidad que ya tiene.

Por otro lado, también es importante que hablemos de las personas mayores, que hablemos de las enfermedades que van afectando cada vez a más personas mayores, pero también hablemos de lo que es un envejecimiento normal y lo que es un envejecimiento patológico.

No por hacernos mayores vamos a tener que desarrollar una demencia, es cierto que la demencia aparece más en personas de más edad, pero no es parte del envejecimiento sano y natural. También tenemos que entender el proceso de envejecer, verlo desde otro punto de vista y entender que también podemos tener una función activa en el envejecimiento.  El envejecimiento activo a día de hoy es lo mejor que podemos hacer por nuestro cerebro, por nuestra salud, y como sociedad tenemos que intentar que nuestros mayores sigan teniendo una función, que sigan teniendo un papel importante.

Después de todo lo que has vivido en estos 12 años ¿con qué aprendizaje te quedas?

Me quedo con el aprendizaje de la importancia del amor. Yo defiendo siempre el poder que tiene la música, pero siempre hablo de la música como herramienta y el amor como camino.  Por mucho que yo crea y confíe en la música, yo no lo dejo todo en manos de la música, yo creo que es fundamental la actitud y la empatía y cómo nosotros nos acercamos a la persona. Y este acercamiento tiene que ser desde el amor, tiene que parecer como si la persona fuera parte de mi familia. Yo cuando voy a ciertas residencias hay personas que se piensan que yo soy familiar por el trato que me ven dar a la persona, pero es que yo creo que el trato debe ser exquisito porque desde que la persona entra hasta que la persona sale tenemos que hacerlo desde el amor, tenemos que hacerlo desde la empatía, desde la conciencia plena, por tanto yo me quedaría sobre todo con ese significado: intentemos poner más amor en nuestras manos, más amor en nuestra mirada, miremos a la persona de verdad.  

Yo siempre digo en mi formación que tenemos derecho también a tener un mal día en el que me cuesta dar amor, pero es importante que esos días también seamos consecuentes y a lo mejor demos un paso atrás. No pasa nada. La cuestión es que la persona no tiene por qué pagar el que nosotros tengamos malos días. Nuestro camino tiene que ser desde el amor y nosotros como entidad sin ánimo de lucro, movemos mucho ese significado del amor.
 

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